viernes, 8 de abril de 2011

BELICE: EL ROSTRO MAYA DE LA INDEPENDENCIA



Victoriano Castillo González, s.j.


No deja de darme un poco de temor y temblor, como mexicano adoptado por este querido pueblo de Guatemala, escribir el presente artículo sobre una realidad muy particular de Belice. Fui invitado por un sacerdote claretiano q’eqchi’, guatemalteco y misionero en Belice, para acompañar y facilitar la metodología en el Primer Encuentro Nacional Maya del 17 al 19 de septiembre en Bella Vista, en el distrito de Toledo.


Después de un largo y cansado viaje a la ciudad de Guatemala y de ahí a Puerto Barrios, abordamos en una pequeña lancha los 16 delegados de Guatemala para este encuentro. Con las molestias burocráticas y de impuestos ilógicos de la migración marina guatemalteca (lo de siempre: “sólo pueden pasar los de cédulas de departamentos fronterizos, hay que pagar ochenta quetzales o diez dólares por persona… lo sentimos, no se puede”… y al final se pudo… porque poderoso caballero es don dinero… y pagando cien, se pudo), zarpamos con cuello echo nudo porque la lancha daba tumbos en las olas de la marea que anunciaba la llegada de la tormenta Matthew a las costas caribeñas.


Al llegar a la otra orilla de lo que otrora fuera Guatemala (así dicen las autoridades guatemaltecas y ahora, cercana la campaña electoral presidencial, sacan de nuevo la bandera del patriotismo y el “antes muerto que esclavo será…”), nos recibieron hermanos beliceños piel negra como las frutitas del sauco, con mucha british amiability (amabilidad británica, diríamos en buen chapín), nos hicieron pasar por una pulcra oficina migratoria y con un british accent nos preguntaron a dónde íbamos: To Saint Peter Claver Parish… y eso nos abrió las puertas: Ya estaban avisados de nuestra llegada y nos tenían preparada una recepción con toda la diplomacia que se nos había negado en nuestro propio país. Y es que los Jesuitas que atienden la parroquia de San Pedro Claver, han sido para estas comunidades mayoritariamente católicas, quienes han acompañado espiritual y socialmente el caminar de esta joven nación, que celebraba ahora su 29 aniversario de independencia.


Después de una hora en dos microbuses llegamos a nuestro destino: una pequeña comunidad que recibía a más de trescientos delegados de diferentes comunidades mayas de todo el país: llegaron mayas yucatecos (antiguos migrantes mexicanos), mopanes con raíces en Petén y q’eqchi’es procedentes muchos de ellos de la Verapaz Alta y Baja, y del mismo Petén. Ahí nos sentíamos en casa, a no ser que no podíamos comunicarnos en español porque los más viejos sólo hablan en sus lenguas mayas y los jóvenes hablan como segunda lengua el inglés. Impresionaba escuchar mujeres hablando un perfecto inglés británico (no como el inglés masticando chicle de los texanos)… y más impresión daba ver que esa voz perfecta y dulce salía de un rostro casi copiado de alguna estela maya.


Belice, este pequeño y joven país, tiene 22,966 kms2 y 372,000 habitantes estimados en el 2010, no llega medio millón; es decir que a cada 11 habitantes beliceños le corresponde un kilómetro cuadrado de territorio. Esto explica por qué miles de indígenas q’eqchi sin tierra en Guatemala, han emigrado hacia Belice: porque hay abundante tierra. Según las cifras más conservadoras hay 15,000 hermanos indígenas (sin contar los de estirpe afro) que equivale al 7% del total de la población. Pero hay otro dato que llega a poner 40,000 indígenas, lo que daría un 20% de población indígena en el país. Mientras las poblaciones afroamericanas van en descenso (los creoles han reducido su población en un 24% en relación a su población de hace diez años; los garífunas han disminuido su población en un 13%), los mayas q’eqchi’ han crecido en un 16% en los mismos 10 años. De ese total de población indígena, 12,366 son q’eqchi’. A nivel de la constitución del país, la población indígena no está reconocida sino sólo como Beliceños aunque este pequeño país sea la confluencia de los mayas, antiguos dueños de estas tierras, ingleses migrantes traídos por los piratas ingleses como leñadores para extraer las finas maderas para sus barcos, africanos traídos como esclavos por estos, mexicanos mayas y mestizos pobres traídos aquí por la exclusión que conlleva la pobreza, centroamericanos expelidos por las guerras internas (sólo en estos tres días y en esta pequeña comunidad nos encontramos a varias familias de salvadoreños y hondureños), nuestros hermanos guatemaltecos mestizos y q’echi’ que han venido incluso recientemente en busca de tierras qué cultivar y habitar, los ahora omnipresentes orientales chinos y coreanos que acaparan el comercio y la maquila, y por supuesto, la pequeña población inglesa que controla el destino del país. Aunque lengua oficial es el inglés, según el último censo del 200, la lengua materna más hablada es el español, además de servir como lengua franca para los habitantes de ascendencia hispanohablante. El censo dice que el 46% de los beliceños hablan como lengua materna el español, con lo que resulta ser el país de la mancomunidad británica donde se habla más español; le sigue el creole, una lengua mezcla de inglés con lenguas africanas, con el 33%; en seguida el q’eq’chi’ con el 4.9% y apenas en seguida, en cuarto lugar, el inglés con el 3.9%. Y aún, a pesar de esta realidad, no aparece ni en la constitución ni en la legislación del país que esta nación sea multilingüe, ni multiétnica ni pluricultural. La población indígena beliceña reclama y exige para que sea ratificado por su gobierno el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas (OIT) que propugna por la defensa de los derechos colectivos de los pueblos indígenas y tribales en países independientes y obliga a los estados firmantes a su cumplimento. La intención de este primer encuentro de pueblos mayas en Belice tiene pues la intención de iniciar organizadamente el debate que ya en el seno de las comunidades indígenas se ha ido gestando.


El cuerpo del encuentro tuvo cuatro partes:


La primera parte fue una reflexión en torno a nuestra realidad. Y en grupos tratamos de responder a las siguientes interrogantes: ¿Cómo está tu rostro como pueblo maya –la utz qawach? –, cómo está tu corazón –ma sa la ach’ol? – ¿Qué rostro tienen nuestro pueblo Maya? ¿Cuál es el rostro de nuestro pueblo? ¿Cómo está el rostro de nuestra madre tierra? ¿Cómo está el rostro de nuestros k’amalb´e, de nuestros guías, de nuestros políticos? ¿Cómo está el rostro de Dios? ¿Cuál es nuestro rostro de Iglesia?


Esto es lo que textualmente dijeron los participantes en los grupos de reflexión:


EN LO SOCIAL: EL ROSTRO DE NUESTRO PUEBLO MAYA (Grupos 1 y 2)


¿Cómo camina nuestro pueblo maya? Se están perdiendo las costumbres, las ceremonias, los jóvenes ya no lo practican e inclusive el vestuario. Somos discriminados,, humillados por la pobreza. Nadie nos reconoce porque no tenemos dinero. No tenemos títulos, no hemos ido a las universidades. Estamos invadidos por otras religiones. No se reconocen nuestros productos locales.


¿Cuál es nuestro sueño como pueblo maya? Mejorar la cultura maya, educar a los jóvenes mayas para que lo practiquen, darle seguimiento Es revivir la cultura, rescatar nuestras raíces, bastante se ha perdido, como las músicas, necesitamos más autoridad, que nos respeten más.


¿Qué palabra tenemos como pueblo maya? Las ceremonias, ritos y escritura. Que nos tomen en cuenta cuando toman decisiones. Necesitamos que nos respeten los demás. Que los gobiernos nos respeten como los demás. Una prueba es que las autoridades no se han hecho presente en este encuentro. Porque todo el tiempo somos rechazados.


¿Cómo estamos organizados como pueblo maya? Antes éramos unidos, pero hay cosas que nos desunieron y ahora queremos volver a unirnos. Por medio de las ceremonias, el ritual de hoy, estamos reunidos por esas ceremonias. También cuando compartimos los alimentos. Por eso estamos organizados hasta hoy. También cuando se siembra y esto lo hemos aprendido con los q’eqchi’ y maya mopán.



EN LO POLÍTICO: CÓMO LLEVAN EL CAMINO LOS QUE LLEVAN EL CAMINO (Grupos 3 y 4)


¿Cómo caminan, hacia dónde caminan nuestros guías? Viviendo la tradición y la costumbre. Los mayas no son reconocidos por el gobierno. Los mayas no tienen iguales oportunidades.


¿Hacia dónde nos llevan nuestros guías, nuestros políticos? Nos llevan a la cárcel. Están matando a nuestros pueblos mayas indígenas.



EN LO ECONÓMICO: EL ROSTRO DE NUESTRA MADRE TIERRA (Grupos 5 y 6)


¿Cómo la trabajamos, cómo la tratamos? La trabajamos con placer y amor. Por sus riquezas. Abusamos nuestra Madre tierra, no la tratamos con dignidad, con respeto. Hemos cambiado la formación de las tierras, la vida silvestre y la belleza de su naturaleza, la riqueza de la tierra se está muriendo.


¿Qué nos da para vivir? La madre tierra nos da para vivir el sustento de nuestra familia, el maíz, el frijol, el arroz y otros productos agrícolas que es un regalo de la naturaleza.


¿Qué le damos para que viva? Reforestación. Rotación de la tierra (descanso de tierra). Respetando la manera de usar la tierra.


¿Qué nos pide, qué nos reclama? Respeto, cuidarla, plantar nuestros cultivos. Educarnos sobre el manejo de la tierra. ¿Qué nos reclama? Sería un respeto a la agricultura y la moderación de ladrar los árboles. Estamos olvidando nuestras costumbres tradicionales. Olvidando que Dios nos ha dado la tierra.



EN LO RELIGIOSO CULTURAL: EL ROSTRO DE DIOS, EL ROSTRO MAYA. (Grupos 7 y 8)


¿Cuál es el sueño de Dios para nuestro pueblo Maya? Querernos, bendecirnos, salvarnos, nos une, nos da alimento. Con diferentes lenguajes, pero soñándonos como un solo pueblo.


¿De qué manera nos ha hablado y nos sigue hablando Dios en nuestro camino como pueblo Maya? En la palabra de nuestros ancianos, en la naturaleza, en la lucha de nuestro pueblo, en las ceremonias, en la cosecha, en las enfermedades, a través de nuestra cultura, nuestra tradición.


¿Cómo y en dónde encontramos a Dios los pueblos Mayas? En la naturaleza, en los cerros valles, en la enseñanza de los abuelos, en la danza, música de arpa y chirimía. La escuela.


¿Cómo le hablamos a Dios los pueblos Mayas? Mayej, pom, candela, copal, en la bendición en el wate sink, bendición de casa, potrero, Iglesia, el cacao. Respeto a nuestra madre tierra, con nuestro pom, candela.



La segunda parte del cuerpo del encuentro estuvo centrada en la reflexión sobre el país y la nación que queremos ser como pueblos indígenas y nos hicimos estas preguntas: ¿Qué país queremos, cómo queremos que sea nuestro país? ¿Qué tipo de legislación hace falta? ¿Qué leyes pedimos? ¿Qué pueblo queremos construir nosotros como pueblo Maya? ¿Hacia dónde queremos ir como pueblo Maya? ¿Qué le pedimos al gobierno? ¿Qué le pedimos a la iglesia para que nos acompañe? ¿Qué nos pedimos a nosotros mismos, qué nos exigimos, a qué nos comprometemos nosotros como comunidades, como pueblos Mayas? ¿Qué cosas podemos hacer nosotros?



Este es un resumen de la reflexión en grupos:



1. País que queremos: Queremos un país que se reconozca nuestro ser pluriétnico, multilingüe y multicultural. Respeto a los pueblos indígenas, una democracia real. Un país donde se elimine el racismo, la discriminación. Un país lleno de oportunidades. Que se reconozcan los derechos como pueblos mayas. Erradicar la discriminación de los servicios públicos del Estado.


2. Las leyes que debemos exigir: Que se ratifique el convenio 169. Pedimos sean respetados nuestros derechos como pueblos indígenas. Hacer que la justicia sea una realidad. Respeto y derecho a la expresión. Justicia, respeto a nuestros pueblos indígenas. Que se nos permita ir a los templos sagrados. Es casa que nosotros debemos reconstruir. Necesidad de hacer una legislación maya, pues las de nuestros países están hechos desde los dominantes. Necesitamos una legislación propia que sean pensadas desde nuestra cultura, desde nuestros valores. Fortalecer la justicia con la participación de los diferentes grupos indígenas: mopán, yucateco, q’eqchi’, garífuna. Leyes que respeten la sacralidad y las fiestas que los pueblos mayas tienen en su calendario y ritual. Leyes para que el derecho de los mayas sea respetado y puedan visitar sus lugares sagrados para hacer realizar ceremonias sagradas sin tener que pagar entrada a los mal llamados “sitios arqueológicos”. Leyes para obligar al Estado a devolver a los pueblos indígenas la propiedad y el derecho de sus monumentos históricos (mal llamadas ruinas).


3. El futuro: Queremos un futuro mejor para nuestros hijos. Queremos promover el lenguaje y la cultura de nuestros pueblos mayas. Nosotros podemos tirar la cáscara, como en una fruta, Hay elementos externos de nuestra cultura que hemos perdido. Pero no debemos perder la semilla porque en ella está el futuro y la garantía de continuar vivos nuestros pueblos. Esa semilla es nuestra identidad, nuestra espiritualidad, nuestra cosmovisión. Esto no se debe perder. Conocemos lo de las masacres y el genocidio en Guatemala, donde el ejército se aferró a la matanza de los niños y las mujeres. A los niños había que exterminarlos porque, según el ejército, cada niño era una semilla de futuros guerrilleros. Y a las mujeres había que exterminarlas por la misma razón: ellas son las reproductoras de la semilla. Por eso se ensañaron contra las mujeres y los niños. Ahora nos pueden exterminar con otros métodos igualmente efectivos: campañas de planificación y contra concepción, políticas educativas y medios de comunicación desculturizantes que matan las conciencias de nuestros jóvenes. El futuro no se puede ver sin la participación de la mujer y sin la educación adecuada de los hijos: ellas son las que general la vida y ellos son el futuro de nuestro pueblo maya.


4. Al Estado: Que cumplan sus promesas hechas al pueblo Maya. Apoyo al agricultor, agua potable, clínicas, educación, energía eléctrica. Pedimos el reconocimiento del territorio. Porque nuestra casa es importante. Es toda nuestra casa donde nos sentimos familia, pueblo. La participación en el gobierno, no sólo de estar en los ni8veles o puestos de gobierno. Sino estar en la toma de decisiones. Pedimos al Estado una educación para nuestros hijos, desde nuestros valores, en idiomas mayas y becas para universidad. Reconocimiento de la identidad y de los pueblos indígenas. Pedimos el reconocimiento de las tierras que forman nuestro territorio y nuestro entorno como camino para crear nuestra propia nacionalidad maya-beliceña. Pedimos una mayor participación del pueblo indígena que se traduzca en una mayor presencia de hermanos mayas en el congreso del país.


5. Le pedimos a la Iglesia: Que sienta los sentimientos de la gente que sufre, de los pobres, de los explotados, de los marginados y oprimidos, en especial de nuestros pueblos indígenas. Que las autoridades de la Iglesia y del Estado atiendan las necesidades del pueblo maya. Pedimos acompañamiento a las gestiones, proceso, proyectos de formación para nuestras comunidades indígenas, pero sobre todo pastores, ministros, servidores mayas, pastores indígenas. Vocaciones nativas. Nos compromete a promover las vocaciones propias a través de la oración, a través de incentivar y sembrar en los hijos el deseo de servir a nuestro pueblo en la Iglesia.


6. Compromisos: inculcar nuestra cosmovisión a nuestros hijos. Unirnos más para seguir luchando por nuestros derechos estableciendo redes de mutuo apoyo entre pueblos y organizaciones indígenas. Educar a nuestros hijos en nuestra tradición.



La tercera parte del cuerpo del encuentro fue la conformación del equipo que quedará funcionando como Comisión Nacional de Pastoral Indígena de Belice. En esta breve actividad de dieron pistas y sugerencias para echar a andar la comisión y se dieron sugerencias de la forma de estructura y dinámica de trabajo que seguirá la comisión. Igualmente se hicieron algunos compromisos básicos para hacer posible el funcionamiento de la comisión y se sugirió un calendario inicial de actividades.



La Cuarta y última parte del encuentro fue la ceremonia de clausura que comenzó con el amarre del encuentro expresado en el rito de trenzar el xaq’ab’ (cinta o tocoyal) en el pelo de una mujer mopán, como signo del enlace que la Pastoral Indígena de Guatemala hace con la de Belice. Un signo de alianza matrimonial, no de dos personas sino de un país de dos países que, no importando las luchas políticas por los límites territoriales, está construyendo su nacionalidad a partir de lazos reales de fraternidad, lucha y solidaridad, únicos pasos para celebrar nuestra verdadera independencia de quienes siempre nos han venido diciendo quiénes y cómo debemos ser. Y como culmen de esta parte celebrativa, en la mañana del domingo 19 de septiembre, último día de nuestro encuentro, celebramos una eucaristía inculturada presidida por los ancianos representantes de todos los pueblos mayas participantes y monseñor Rodolfo Valenzuela, obispo de las verapaces y presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Indígena de la Conferencia Episcopal de Guatemala. Ahí unimos pan y vino, copal pom y candelas, pantalones levi’s y huipiles q’eqchi’es, jóvenes con sus peinados punk y ancianos con sus trajes ancestrales, oímos música rock y arpa, violín y guitarra de maderas de hormigo traídas desde las selvas guatemaltecas del Petén. Y así, con esa realidad tan pluricultural, tan llena de multicolor, y de multivida, nos despedimos con el sueño en las pupilas de nuestros ojos que quedaron enamorados de este pueblo que quiere apostar por lo que nosotros también soñamos y apostamos: el reino de Dios, la tierra sin males, la loma santa, el warab’alja donde Ajaw ponga su cabeza y nos diga el secreto de su sueño para nosotros, para nuestra vida, para nuestra historia que trascenderá más allá del 2012… ¡Ténganlo por seguro!



…………………….



Este documento, en versión q’eqchI’ mopán, inglés y español, fue presentado y leído en la celebración Eucarística inculturada, presidido por Monseñor Rodolfo Valenzuela obispo de la Verapaz, Guatemala, concelebrada por un grupo de sacerdote y ancianos:



INTERNATIONAL GATHERING OF THE MAYAN PEOPLE OF BELIZE


ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL PUEBLO MAYA EN BELICE


Lema: EL CAMINAR DE DIOS CON EL PUEBLO MAYA


Septiembre 17, 18 y 19 de septiembre



COMUNICADO AL PUEBLO DE DIOS.


Los pueblos Mayas de Belice (Maya Q’eqchi, Maya Mopan, Maya Yukateko) conjuntamente con la Iglesia católica (la parroquia Sagrado Corazón, Dangriga, Misioneros Claretianos, y la parroquia San Pedro Claver, Punta Gorda, Padres Jesuitas) organizó el Primer Encuentro Internacional de Pueblos Mayas de Mesoamérica con el objetivo de tejer nuestra palabra, nuestro pensamiento, nuestro dolor y el futuro de nuestra existencia. Hace más de 500 años cortaron nuestras ramas, nuestros frutos, nuestro tronco, pero nuestras raíces no pudieron arrancar.


El 17, 18, y 19 de septiembre del 2010 en la aldea de Bella Vista, distrito de Toledo sede del Primer Encuentro Internacional de los Pueblos Mayas, donde se compartieron experiencias de los pueblos Mayas de Guatemala y Belice, para despertar y levantar el espíritu de unidad, de solidaridad con el fin de alcanzar el progreso integral de cada pueblo. Dialogamos sobre el sentir de nuestro corazón: dolor por la falta de una educación que responda a las necesidades y a la realidad como pueblos originarios de nuestros países, falta de igualdad de oportunidades, igualdad de derechos, la mala distribución de los recursos naturales, la falta de voluntad política de los gobiernos a para erradicar la pobreza que agobia, que discrimina, que excluye, que provoca una migración forzada, hacia las grandes ciudades, el cual provoca la pérdida de la identidad, y del idioma.


La cultura maya no está en contra de la modernidad, ni de la tecnología, sino que ve en ésta una herramienta para fortalecer los conocimientos ancestrales.


De esta manera queremos lanzar nuestra voz a los cuatro vientos de nuestro país que es Belice y del mundo entero que CLAMAMOS paz, justicia e igualdad de derechos, oportunidades y que exista una legislación que asuma a los pueblos originarios con su propia cosmovisión y la tenencia de la tierra.


Queremos adherirnos a los países que han asumido de alguna manera el convenio 169 de la OIT donde plasma los derechos inherentes a la vida de los pueblos indígenas. Mismos términos que anhelamos para los pueblos mayas de Belice.


COMUNÍQUESE.


Bella Vista, distrito de Toledo, 19 de septiembre de 2010.


lunes, 9 de junio de 2008

La patojita de los ojos de sauco

[1]

Hace ya muchos muchos años, que ni con las semillas de tz'ite' del tiempo[2] de mi abuelo se pueden contar, vivía en Ojer Tinimit[3] una patoja[4] rechula con la piel tostada por el sol como el moreno de las ollas de Chuiaj[5]. Tenía unos ojos negros negros como una piedra de obsidiana o como las frutitas de sauco. Dice mi abuelo, que muchos años tiene y no puede mentir, que vivía ya con su patojo en un ranchito de pajón. A saber si ya habían hecho el tz'onoj[6], pero lo más seguro es que el patojo adelantado se la había robado después de la tercera pedida y la había hecho su mujer.

El patojo era tan pobre, tan pobre, que apenas tenía en propiedad el azadón para la milpa que año con año sembraba en las tres cuerdas de terreno que le heredó su abuelo, y eso que porque dicen que era su k'axel.[7] Las únicas dos mudas de ropa que tenía las alternaba un día una y otro día otra, para que su joven compañera las lavara porque le gustaba andar renítido. Siempre le acompañaba un su gatomonte[8] que decía él era su león. Y por el mentado león le zamparon de apodo Marcos. Nunca supieron ni mi abuelo ni sus abuelos que le contaron la historia, si este era el verdadero nombre del patojo.

Los únicos dos sitios donde se podía encontrar agua para beber o lavar eran el río Paismichi',[9] que quedaba bajando por Chuisiwan[10] y un pocito de agua que brotaba de entre las rocas, al pie de un palo de sauco que estaba enterrado en el mero corazón de la montaña, desde donde se podían divisar los cuatro cerros que vigilan los sueños y las oraciones de nuestros abuelos.

La María, que así se llamaba la patoja, salía todos los días a lavar al ojo de agua los calzones de manta de su hombre y su huipil rojo y su corte negro bordado con un lindo arco iris de colores. Cuando apenas el sol comenzaba a levantarse por Pasik'el[11] también la María se levantaba, hacía los oficios de la casa y al despuntar los primeros rayos de luz, ya estaba en el lavadero de piedra que tenía en la orilla del pozo.

Un día, creo que oxib' tijax (3-tormenta), en el que hasta al sol le costaba salir por el tanto frío que hacía, se despertó la María y a oscuras todavía comenzó a poner el fuego para echarle unas sus tortillas al Marcos. Y por más que soplaba y soplaba la leña aquella no ardía.

- Tal vez porque no he hecho mi oración, pensó. Y arrodillada, mirando al oriente, removió las tres piedras del fogón y comenzó a susurrar:

- Uk'u'x Kaj-Uk'u'x Ulew. Tew-Kaqiq'. Loq'alaj Qanan-Loq'alaj-Qatat[12], o algo así, se le oía decir.

Y vuelta otra vez a intentar prender el fuego y nada. Ni con todo el manojo de ocote ardía y aquello era una sola humazón.

- A saber si le has hablado a otro hombre y por eso no te enciende el fuego, dijo Marcos tosiendo y con una voz de quien acaba de despertar.

- Por Diosito que no! Sólo a vos se te ocurre! No he hablado a nadie, respondió asustada la María y con la carita llena de lágrimas, más que por la pena, por el humo de aquella leña húmeda que le picaba los ojos. Ella sabía que no tendría el valor de traicionar a aquel a quien le había prometido todo su amor.

Apenas pudo medio calentar unas tortillas del día anterior y dejarle al Marcos un poco de chile en la piedra de moler para que comiera algo antes de salir a limpiar su milpa. Y a pesar de la mala suerte con que se había levantado y de que los espíritus de los abuelos y de las abuelas andaban sueltos, la María salió como de costumbre a lavar a aquel pozo de agua que brotaba de entre las piedras del warab'al-ja[13] que estaba a la sombra de aquel sauco.
Llegó tarde al lavadero, ya cuando el sol entraba entre las ramas del sauco y se encajaba como lanzas de luz en el azul del agua. Apenas había lavado su huipil y su corte y estaba restregando los calzones del Marcos con la hierba de perro[14] para dejárselos blanquitos como a él le gustaban, cuando sintió un gran miedo al ver una sombra que la cubría.

- El espíritu de mi abuelo que anda penando!, dijo, y se quedó paralizada sin poder mirar atrás.

Su mirada se quedó clavada en el pozo y entre los círculos que formó una hoja de sauco al caer en el agua, empezó a distinguir el rostro de un hombre que la miraba como en el reflejo de uno de esos espejos de los hombres blancos que alguna vez pasaron por su pueblo y les habían dado a cambio de sus collares de oro y jade. Era un hombre moreno, igualitito como se pone la tierra cuando llueve. No alcanzaba a saber quién era, no lo reconocía por los reflejos y destellos de la luz del sol sobre el agua.

- Ya aclarece. Dijo la voz de la sombra.

La María quiso responder al saludo pero no pudo porque el miedo todavía la mantenía con los dientes apretados y mordiéndose los labios.

- ¿Está bien tu rostro? Preguntó la voz.

Y ella, tranquilizándose un poco, porque en la voz reconoció que se trataba de un hombre joven aún, soltó los calzones de manta sobre la piedra y volteó su mirada hacia el patojo que la cubría con su sombra. Miró al hombre y reconoció en él a un fuerano[15], porque aunque tenía su mismo color tostado, sus ojos, su nariz y su cara no tenían los rasgos de la gente de por ahí.

- Ya aclarece. Está bien mi rostro, como estás viendo. Se animó a contestar la María. Vos no sos de aquí ¿verdad?

- No, no soy de aquí. Contestó el hombre.

- Ya me imaginaba yo. Porque no hablás como nosotros.

- Es que mi lengua es el mam[16], dijo el hombre.

- Ah, entonces sos de Huehue[17], dijo la María con toda seguridad.

- No, soy de Witán[18], también ahí hablamos mam.

- ¿Y cómo es que hablás nuestra lengua? preguntó la María.

- Porque he viajado a muchos pueblos, he estado en muchos lugares. Pero ahora he venido aquí porque quería buscar mujer. Me dijeron que en esta montaña, en este warab'al-ja, pide uno su mujer. Y ya ves, apenas he llegado y ya te encontré a vos. Corazón del Cielo Corazón de la Tierra me escuchó antes de que yo le...

- Si vos ni me conocés! Dijo la María cortándole las palabras al hombre como se cortan los pescuezos de las gallinas para el sacrificio. Y además yo ya tengo mi hombre y no puedo hablar con vos. Dijo con una voz que no podía ocultar su enojo.

- ¿Y por qué no podés? Insistía el hombre.

- Porque yo digo que no!

- Pero ¿qué dice tu corazón?

- Mi corazón también dice que no. Porque tengo a mi Marcos y no puedo tener dos corazones. Sólo tengo uno y ése es para él. Y además, a Dios no le gusta que uno sea de dos corazones.

- Pero si Dios tiene dos corazones, uno para el cielo y otro para la tierra. ¿No es eso lo que te enseñaron tus abuelos?

- No sé por qué te escucho, cortó la María. Y tomando la ropa mojada que estaba en la piedra, la puso en su canasto y estaba por echárselo a la cabeza cuando el hombre sacó unas flores de su morral y se las dio a la María.

- Las traía para deshojarlas y ofrecerlas con mi chokonsa'n[19], pero ya que te encontré, mejor te las doy a vos. Dijo el hombre, y besando el ramito de flores, se las ofreció.

- Pues si las ibas a deshojar de todos modos... mirá lo que hago con ellas...! Las restregó en sus manos y las molió y las molió, hasta que las dejó hechas un solo bagazo. Las botó entre las piedras del warab'al-ja y se limpió las manos restregándoselas en el huipil. Y como ánima en pena, salió corriendo.

- Así me gusta! Esta mujer sí es arrecha[20]. Te espero aquí mañana! le gritó.

La María ya no alcanzó a escuchar las últimas palabras del hombre de Witán. Corrió como una venada en el monte y en menos de lo que se reza un "Qajaw Chikaj"[21], ya había llegado casi a Chuisiwan. Llegó a la casa y volvió a intentar encender el fogón con los leños que se le habían quedado a medio arder por la madrugada. Puso el nixtamal[22] con tanta cal, que las tortillas se le quebraban al voltearlas en el comal. Se le olvidó echar la sal a los frijoles. No pudo conseguir hacer nada en toda la mañana. Sólo salía y entraba en el ranchito pensando en el hombre aquel y sentía que su sombra la perseguía por todos lados.

- De verdad que hoy es tijax, a saber qué espíritu se me apareció! Se decía, queriendo convencerse de que se trataba de un sueño.

- Ya vine!, oyó que decía el Marcos al entrar.

- ¿Ya viniste? Ta bueno, venite a lavar tus manos para que comamos nuestra comida. Le puso el huacal[23] con el agua tan caliente que al meter en él las manos, el Marcos pegó un grito.

- ¿Es que hoy te has levantado de dos corazones? ¿Qué te pasa? María no respondió, en silencio le sirvió un su buen tecomate[24] lleno de frijoles y su altero de tortillas.

- Comé tus tortillas, le dijo, alargando el brazo hasta el banco de ocote[25] donde se sentaba su hombre. El Marcos inclinó la cabeza sobre su plato de frijoles y después de un momento de silencio, tomó una tortilla, la besó y levantando la vista y la tortilla hacia el cielo, dio gracias a Madre-Padre por su comida. Cortó un pedazo de tortilla y haciendo un bocado con un poco de frijoles, se la echó a la boca. No disimuló su enojo.

- Al nixtamal le pusiste toda la cal de Xekokoch[26] y a los frijoles ni pizca de sal. Vos estás enamorada de otro hombre, no me lo vas a negar!

- Que no, papayito, ya te dije que no, dijo la María, arrastrando su voz como la de quien tiene la certeza de que dudan de su palabra.

- Desde que llegué olí ese perfume que te has echado. ¿Cuándo has usado perfume vos? ¿Acaso una mujer se pone perfume cuando va a lavar? Dijo el Marcos levantándose y acercándose a María. Olete, si es que toda tu ropa está perfumada. ¿Te has conseguido un hombre de pisto que sí te pueda cumplir tus antojos, verdad?

La María se acordó de las flores que le dio el hombre de Witán y de pronto se sintió envuelta por el perfume como había sentido la sombra. Ya no dijo nada, inclinó su cabeza y se miró tan humillada que sintió que el Marcos la trataba como si sólo fuera una su sirvienta.

Como era día tijax, y dicen las abuelas que esos días los espíritus de los difuntos andan sueltos, ya no quiso salir del rancho. Allí se estuvo toda la tarde mirando el sol que caía por Xesaná[27]. Parecía que Dios había comido gallo ese día, porque las nubes se pusieron rojas, rojas, como el Corazón del Cielo. Cuando se hacía ya oscuro, llegó Marcos y sin decir una palabra entró en la casa, desenrolló el petate[28], lo tendió sobre la tierra y se acostó. Entre las sombras que hacían las pocas llamas del fogón, María pudo ver el rostro de Marcos. Tenía los ojos más tristes que nunca le había visto. María apagó el fuego y se echó al lado de su Marcos. No dijo tampoco una palabra, sólo le echó el brazo en la cintura y sin poder pegar un ojo en toda la noche escuchó el cacaraquear[29] de las gallinas que buscaban qué comer entre las ollas arrinconadas a un lado del fogón. Se dio cuenta que era ya otro día porque sintió a Marcos despertarse como siempre a la misma hora como el cantar del gallo. Fue la noche más larga de su vida y sintió que algo grande le iba a pasar, algo así como el nombre de ese día que amanecía.



Y así, con esa profunda agonía pasó el Kiejeb' Kawoq (4-Mujer). Según el calendario de sus abuelos, era el día de los pleitos y de las malas ideas. Y para no estar pensando en lo que le había pasado ayer, se fue temprano al cerro de Pachaj, porque este día también es bueno para pedir perdón a nuestra Madre Tierra. Se arrodilló frente al warab'al-ja, inclinándose besó las piedras, miró hacia el gran sol que comenzaba a asomarse detrás de Q'umarqaj, desató el sute con el chokonsa'n y sacó dos atados pequeños de pom, trece candelas blancas y otras tantas de cebo. En su delantal llevaba también un ramillete de flores de sauco y un poco de hojas de pino que había cortado por el camino. Era todo lo que tenía, no llevaba ni chocolate, ni guaro. Tomó las candelas y las hizo una sola en su puño, las besó, las elevó al cielo y como queriendo clavar con las candelas su corazón volvió a mirar hacia la tierra y comenzó a hacer su oración.

- Querida Corazón de la Tierra, mamayita chula: no tengo nada para regalarte, sólo estas dos tres candelas. Madre nuestra, nacemos de tus entrañas, vos nos recibís cuando nacemos, sos nuestra vida, vivimos en tu corazón, mamamos de tu pecho para vivir, nos alimentás, nos cubrís, nos cuidás. En vos caminamos, sos nuestra libertad, sos lugar sagrado. Sos el rostro de nuestra Madre Dios. Vos guardás en tu vientre la vida de nuestros abuelos y de nuestras abuelas. Oíme en mi dolor…

Y mientras seguía rezando bajaba cada vez más la voz hasta que sólo se escuchaba un murmullo que el viento se lo iba guardando en su corazón como se atesoran los huipiles en los cofres de Chuimiq'ina'. Sembró el atado de candelas blancas en el lugar del sacrificio, rompió los atadillos de pom y fue colocando sus granos alrededor de las candelas. Frotó y frotó sobre la paja del pom las dos piedras de obsidiana que sacó de su delantal hasta que se hizo el fuego y con él encendió las candelas de cebo y las sembró junto a las blancas para que juntas se fueran consumiendo y levantando su ruego a Dios. Alrededor de las candelas hizo una alfombra con las hojas de pino, tomó en sus manos el racimo de flores y las fue deshojando poco a poco sobre la ofrenda. En ese mismo momento aquel olor llenó su recuerdo con el perfume de las flores del hombre de Witán. Todos los sentimientos se le cruzaron, sentía que su corazón se le partía en dos: era el gran dolor por ver sufrir a Marcos. Entonces se recordó que también ese era un buen día para pedir perdón a quienes hemos ofendido. Ya no pudo más, lloró y lloró. Las lágrimas más amargas que había derramado fueron cayendo sobre el fuego del sacrificio como cuando el chuchqajaw ofrece el guaro y el chocolate para alegrar y endulzar el corazón de Dios. Lloró todo el día sin sentir el tiempo, hasta que el sol estaba cayendo al lado de Chwitz'aq. Lloró tanto que algunos cuentan que esa noche se formó tal correntada que desde Ojer Tinimit se fue abriendo un gran barranco que llegó hasta el río.

Parecía que las lágrimas habían sacado todo su dolor y así amaneció el Joob' Ajpu' (5-Cerbatanero)[30]. Se dio cuenta de que estaba en su casa cuando los primeros rayos del sol entraban entre la paja que cubría la choza. Parecía no recordar lo que había sucedido el día anterior pero en su interior sentía una gran paz. Se incorporó del petate y de un salto estaba ya de pie.

Marcos estaba al otro lado del barranco que va por el camino a Xo'lja'. Allá, en aquella lomita rodeada de pinos y de soledades, estaba sembrando la milpa que tanto habían soñado juntos. No alcanzaba a comprender lo que estaba tejiéndose en el corazón de su María pero prefería mantener ese dolor dentro de sus entrañas porque no quería enfrentarla y mucho menos acusarla. Por eso prefirió salir antes que el sol y mitigar la pena con el trabajo. Hincaba la azada e iba poniendo su corazón entre las cuatro semillas de maíz que sembraba en cada herida que le hacía a la tierra. Cuando las primeras gotas salobres de sudor rodaban de su frente y le penetraban en los ojos advirtió que ya había amanecido. Enjugó los ojos con la muñeca de su mano y al abrirlos divisó su cabaña en el horizonte que corta como de un tajo la empinada de Ojer Tinimit. Los primeros rayos del sol que habían despertado a María bañaban todo el valle y la casita resplandecía como una piedra de jade en el collar que formaban los floridos palos de sauco rodeando su terreno. Desde ahí alcanzaba a mirar a su patojita saliendo de la casa con el pelo suelto al viento y su carita fulgurante como una gota de rocío. También desde ahí se quedó mirando y mirando, no supo cuanto tiempo, hasta que la luz del reflejo de María y del sol le cegaron por un momento la vista y cuando se restregó de nuevo los ojos la imagen de María se le había esfumado. Y de verdad, lo único que podía ver ahora era una columna de humo detrás de la casa. Era María que estaba haciendo su oración en el warab'al-ja que don Jerónimo Tiw, el abuelo de Marcos, había plantado en el labio del barranco. Ella sabía que este día es bueno para agradecerle a nuestra madre naturaleza todo lo que nos ha dado y por eso ofreció en el altar familiar dos docenas de copal pequeños, media libra de candelas amarillas pequeñas y un octavo de aguardiente como había aprendido de su abuela. Pero como también este día era bueno para pedir fuerza a Dios, desde esa esquina del mundo, quería poner una buena estaca que le ayudara a amarrar bien su corazón y a dejarlo hincado con los cuatro manojos de trece candelas amarillas que alcanzó a hacer con la media libra que prescribe el costumbre.
Y como ella bien sabía que este día Ajpu simboliza la alegría en la familia, la siembra y la vida de un buen trabajador.

Es el dueño de la vida de los animales domésticos. Es el guardián de la creación de Dios, de los montes y los valles y de las pertenencias de los difuntos. Capacidad y buena suerte para la crianza de las gallinas, los chompipes, los coches, los chivos, los conejos, los venados, los perros y todos los animales domésticos que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.

Apenas le dio tiempo de esperar a que el fuego se consumiera cuando ya no est



una moneda de los collares de fiesta

Ya se que estás pensando que eso pertenece a Lencho Ixkoteyak, pero será nuestro el día que cambie nuestra situación.

Se dio cuenta que algo grande iba a suceder ese día (se encuentra al Awitán y se enamora, le promete que se queda con él si le construye la casa),

el 6-Locura (Comienza a construirle la casa, se enloquece por el hombre de Witán),
Simboliza la locura, los pleitos, el desconsuelo en la familia. Dueño de la alegría, de la paz, de la penitencia y de la vocación al servicio del pueblo, que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.
Día bueno para acordarnos de Dios. Pedimos la paz y la unidad en nuestra familia. Este día se hace en las casas de las cofradías y en la iglesia.

el 7-Viento (La María cuenta a Marcos su enamoramiento y que el awitán le está construyendo la casa),
Simboliza el corazón del frío y del viento que andan y caminan en los barrancos, cuevas y cañadas, en las montañas, entre las espinas y las ramas de los árboles, entre las nubes y la bruma; Es el frío del espíritu de Dios, de la sabiduría y de la autoridad. Símbolo de desesperación e inestabilidad emocional en la familia. Capacidad orientadora y solidaridad al servicio de la familia y la sociedad que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.
Día bueno para pedir perdón a Dios y a nuestros abuelos y abuelas si vivimos de malas ganas en nuestro hogar. Este rito se hace en el cerro Tzankrus.
el 8-Aurora (Marcos va y destruye los muros de lo que Awitán ha construido),
Simboliza el amor y la afectividad de la mujer. Símbolo del enojo, de la calumnia, de la pereza, de los celos, de la desesperación en la familia y en la sociedad. La mujer es dueña de este día.
Día bueno para pedir perdón a Dios y a nuestros abuelos y abuelas si hay pleito, enojo, incomprensión o desunión en nuestra familia o con nuestros vecinos. Este rito se hace en el cerro Pasarka Juyub’.

el 9-Red: Relb’al Tiox (María se va con Awitán a llevarle su comida, este la atrapa y ella se enreda con él. Entra en la casa que le ha hecho el Awitán. Marcos va por ella al tz'olojche', y la lleva de nuevo a su casa de Ojer Tinimit: tijb’al joch’, ella regresa a la casa del tz’olojche’ y duerme ahí.),
Simboliza las redes que nos atrapan en los pleitos, la desunión y el desprecio.
Bueno para pedir fuerza a Dios y a nuestros abuelos y abuelas para prevenir pleitos y enojos. Este día es delicado, no se pueden solucionar problemas. Hay que cuidarse mucho de todos los pleitos. Este rito se hace en el cerro Pawoqrb’aj.
el 10-Serpiente: Mixprix (Marcos va por la mañana a llevar a la María a su casa de Ojer Tinimit: tijb’al joch’, Cambio de cofradía, de nuevo ella se regresa, ve una serpiente en el camino que le anuncia que alguien va a morir),
Simboliza el espíritu de la autoridad en la familia y en la sociedad. Espíritu de la enfermedad. Capacidad de ejercer la autoridad, capacidad en el trabajo y de hacer justicia que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.
Bueno para comunicarnos con nuestros abuelos y abuelas difuntos, para que ellos se sientan parte de nosotros y nos vaya bien en nuestro negocio y con nuestra familia. Este rito de hace en el cerro Awitán.

el 11-Muerte: Nimaq’ij (Marcos mata al Awitán, lo tira al barranco. La María lo busca por todo el pueblo, por todos los caminos y casas, sale por todo el pueblo, regresa a la casa sin encontrarlo.)
Simboliza la pureza humana, el espíritu de la sabiduría; el camino de la vida que pidieron nuestros abuelos y abuelas a Dios Creador y Formador para su destino. Espíritu de la vida, de la capacidad orientadora de nuestros abuelos y abuelas que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.
Bueno para pedir perdón a Dios y a nuestros abuelos y abuelas y a todos los santos. Agradecemos a Dios nuestra salud, nuestra existencia y la vida de nuestras hijas e hijos. Este rito se hace en Pachaj.
y el 12-Venado: Jachb’al Santo (encuentran al Awitan y se lo llevan a la María a la casa que él le construyó, antes de llevarlo lo pasean por el pueblo y luego se lo entregan a la María).
Simboliza la sensibilidad en la mujer y el hombre. Dueño de la autoridad, de la capacidad intuitiva; espíritu de la sabiduría y de la esencia de la vida. Capacidad orientadora y solidaridad al servicio de la familia y la sociedad que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.
Este día es uno de los cuatro gobernantes que rigen sobre la tierra. Podemos decir que es uno de los ayudantes de Dios. Este día es bueno para pedir a Dios y a nuestros abuelos y abuelas la protección de nuestras hijas e hijos. Agradecemos a Dios nuestra vida, comida y bebida y nuestra vocación. Agradecemos a nuestra madre naturaleza todos los favores que nos concede siempre, Es día especial para pedir a Dios Madre-Padre que nos ayude a descubrir los signos de los tiempos; y que nos dé fuerza para proyectarnos mejor en el trabajo y compromiso con nuestro pueblo. Pedirle a Dios que nos dé un pensamiento justo para juzgar lo bueno y lo malo. Según nuestros abuelos y abuelas de Tz’olojche’, Doce Venado es el alcalde que juzga justamente los últimos días de la tierra, porque es cargador del año y es el que tiene mayor autoridad sobre nuestra vida. Este rito se hace en el cerro Pachaj, Pawoqrb’aj, Ik’laja o en la iglesia.

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El Marcos escribió después la vida del Awitán Achí, pero tanto quiso a la María y tanto le dolió lo que sintió por ella que nunca pudo escribir la historia de ella y de cómo nació su amor por aquel hombre, porque siempre que comenzaba a escribir sobre ella comenzaba a llorar tanto que mojaba las hojas de papel y la tinta se corría que era imposible leer nada. Esto que les cuento es lo que yo escuché de mi abuelo. Yo le pregunté: Abuelo, Si Marcos está en la puerta cuidando la casa del Awitán que se quedó con su María ¿será que no tiene celos del Awitán? ¿Será que no tiene celos de la María? Sólo esto me contestó: Ay, no mijo, ellos son Santos!
[1]. Saúco, árbol de flores blancas y frutas negras que se utiliza como medicina y como alimento. El nombre original de Santa María Chiquimula es Tz’olojche’, que significa árbol de saúco (Tz’oloj: saúco. Che’: árbol)
[2]. Semillas rojas del Palo de Pito, especie de “ábaco” que utilizan los chuchqajaw (sacerdotes mayas) para hacer los cálculos matemáticos en relación al calendario maya. A este instrumento en Castellano le llaman tiempo.
[3]. “Pueblo Viejo”, lugar donde, según la leyenda, fue la primera fundación de Santa María Chiquimula.
[4]. Patoja, patojo: joven, muchacha (o), adolescente.
[5]. Aldea donde se trabaja la alfarería.
[6]. Ceremonia en la que se celebra el matrimonio de acuerdo al ritual maya.
[7]. Tocayo. Persona que lleva el mismo nombre que otra. Por lo general, las personas llevan el nombre de sus abuelos.
[8]. Felino de la familia del ocelote o puma americano.
[9]. Río que baña la cuenca sureste y norte de Santa María Chiquimula.
[10]. Paraje al suroeste de Santa María, cuyo nombre significa: Frente al barranco.
[11]. “Donde abundan los chocoyos (loros)” Cerro donde nace el sol, símbolo de la Vida de Dios.
[12]. “Corazón del Cielo-Corazón de la Tierra, Frío-Viento. Querida Madre-Querido Padre”. Son los nombres que se le suelen dar a Dios o a su acción entre nosotros.
[13]. “Dormidero-casa”. Lugar sagrado en la casa, en las montañas o en los ríos, donde se hace la oración. Se cree que en estos lugares Dios está cuidando de sus hijos. (Dios vive, camina y hasta duerme en medio de nosotros. “Comparte nuestras pulgas”. Usted puede visitar a una persona, trabajar con ella, caminar con ella, visitarla, comer en su casa. Pero dormir... es lo que más cuesta hacer a quien visita a alguien.)
[14]. Frutillas negras de un arbusto que se refriega en la ropa para blanquearla en el momento de lavar.
[15]. De afuera. Se refiere a las personas que sin ser extranjeras, son de otro pueblo de Guatemala.
[16]. Lengua que hablan las personas de la etnia del mismo nombre. La cultura mam es una de las cuatro etnias mayoritarias del mundo maya de Guatemala.
[17]. Huehuetenango. Departamento al occidente de Guatemala, cuya cabecera departamental lleva el mismo nombre. La etnia mam es la mayoritaria en este departamento.
[18]. Municipio al noroeste del departamento de Quetzaltenango, de la etnia mam.
[19]. Materiales que se utilizan como materia prima para elaborar la comida y para hacer un sacrificio –alimento ofrecido a Dios- (incienso, candelas, pom, flores, chocolate, azúcar, guaro, huevos, gallina, etc.)
[20]. Vivaz, emprendedora.
[21]. “Señor del Cielo”. Padre Nuestro, oración en k’iche’ que los primeros evangelizadores tradujeron y que muchos ancianos aún conservan en su memoria y la repiten en sus oraciones.
[22]. Maíz remojado y cocido en cal, que molido sirve para hacer las “tortillas”, base de la alimentación de todo Mesoamérica.
[23]. Recipiente para lavarse las manos.
[24]. Cáscara de una especie de calabazo que sirve como plato o vaso. Algunos son decorados con grabados alegóricos.
[25]. Astillas de pino con resina, usadas para facilitar el encendido del fuego en la cocina. El ocote encendido también es usado para iluminarse en los caminos.
[26]. Paraje de la Aldea Chuachituj, al suereste de Santa María Chiquimula, donde se produce la cal. Su nombre significa: Debajo del cerco de la casa.
[27]. Aldea al occidente de Santa María Chiquimula. Su nombre significa: Debajo del seno del río.
[28]. Esterilla hecha de paja o palma que sirve para sentarse o para dormir. Es también el símbolo de la autoridad, porque en el petate (pop) se sientan los ancianos y las autoridades para transmitir sus conocimientos y tradiciones: es la cátedra de los mayas.
[29] . Verbo onomatopéyico que designa el sonido que hacen las gallinas cuando están inquietas.
[30]. Este día Simboliza la alegría en la familia, la siembra, la vida de un buen trabajador. Es el dueño de la vida de los animales domésticos. Es el guardián de la creación de Dios, de los montes y los valles y de las pertenencias de los difuntos. Capacidad y buena suerte para la crianza de las gallinas, los chompipes, los coches, los chivos, los conejos, los venados, los perros y todos los animales domésticos que Dios ha puesto en la persona nacida en este día. Este día es bueno para pedir fuerza a Dios; para agradecerle a nuestra madre naturaleza que nos ha dado todo. Este rito se hace en el altar familiar.

lunes, 16 de julio de 2007

UN TAITA ME CONTÓ

Isireri: un mito vivo en el pueblo de Moxos

Un taita me contó que su abuelo legítimo suyo le contó a su vez lo que de abuelos a nietos hemos oído todos de generación en generación, todingos[1] los moxeños[2] que en estas pampas y yomomales[3] hemos nacido. Dice que antes, mucho antes de que existiera este pueblo, nuestras abuelas y abuelos andaban por estas tierras donde el horizonte no tiene topadera buscando la Loma Santa donde, decían, existía esa tierra sin males que
tantos pueblos de estas selvas buscaban.

En esa trajinadera y buscadera andaban por todos estos curichales[4] que no se cansaban de caminar y caminar buscando ese lugar tan sagrado que habían oído decir que existía en algún lugar posible de este territorio. Y pasaron tantos años y siglos caminando o navegando en sus canoas de lugar en lugar, que hartas penas pasaron en estos viajes por las fieras y peligros que se encontraban. Porque cada lugar, cada río y cada parte de esta gran selva tiene su jichi, su piojo que la cuida y a quien intenta atravesar lo ataca. Uno tiene que mostrar al jichi que su intención de cruzar al otro lado es buena, que uno no quiere hacerle daño.

Y dice que como no tenían tierras altas para hacer sus chacos sólo vivían de la pesca y de las frutas que la selva les regalaba. Así que al lugar que llegaban ellos mismos construían sus lomas para resguardarse de los yomomos y hacer ahí sus chozas donde protegerse y vivir los años que pudieran.

Y como no encontraban el sitio, después de hartos años decidieron quedarse en un lugar mientras llegaban tiempos mejores para seguir buscando. Y ahí en una pampita se quedaron y construyeron el primer pueblo que se llama Achasi Awásare[5].
No se sabe, dice el taita, los años que vivieron ahí. Pero debe ser que estuvieron hartos años por ese lugar, porque por todo el territorio construyeron grandes terrazas donde empezaron a sembrar sus chacos. Dice el taita que cultivaban chocolate, guineo, plátano y yuca. Y así, sembrando y sembrando, su corazón también se fue haciendo a estas tierras. Ya no querían dejarlas.

El taita no sabe cuánta gente llegó a Achasi Awásare, pero dice que el pueblo se fue haciendo grande y la gente tenía que salir por los curichales a buscar agua claringa para tomar y lavar. Había pocitas donde se junta el agua y ellos de ahí la traían. Un día de esos de septiembre cuando comienzan a brotar los manantiales, por la mañanita salió una meme[6] con su nieto Isidoro para buscar algún nacimiento de agua. Caminaron y caminaron durante todo el día hasta que pillaron entre un yomomo un manantial donde hicieron su paúru[7]. La meme se puso a limpiar el lugar y entre el agua clara comenzaron a aparecer peces, hartos wacheres y bentones[8]. Entonces Isidoro comenzó a pescar y ella cogía los pescados y los ensartaba en un bejuco. Isidoro escuchaba una voz que lo llamaba y que cada vez le atraía más. De pronto, la abuela volteó a mirar al nieto, pero este ya no estaba. Entonces ella le gritó:

- Isidoro! Isidoro! ¿Tavia piavia’i? ¿dónde estás?

- Nutiari’i ani! Estoy aquí, contestó él.

- Isidoro! le llamaba.

- Meme! Le contestaba el chico.

- Yare ani nuchicha! Ven, mi hijo! le decía ella.

- Tiuri meme! Bueno, mamá. Le contestaba él desde el tarope[9].

Ella botó la sarta de pescados entre el chaparral y fue a buscar a su nieto. Siguió buscando y buscando y cada vez que el nieto le contestaba lo oía más y más lejos. Aunque él le contestaba, ella ya no lo volvió a ver. Pero el corazón de la abuela le decía: “Seguro que está por ahí y que él no estaba muerto”.

- Lo escondieron vivo, se lo llevaron, dijo a unos pescadores que encontró no lejos de ahí cuando estaba por regresar a Achasi Awásare para pedir auxilio.

- Que alguien lo busque! Les dijo angustiada.

Se fueron a buscar pero ya nadie lo encontró, gritaban pero nadie contestaba. Los hombres aquellos quemaron los junquillos y mientras ellos iban limpiando el curichi para buscarlo, al tiempo se iba formando, se iba limpiando y se iba haciendo una lagunita que mantenía limpia el agua y se iba haciendo laguna y ya se quedó así como es ahora la laguna que se llama Isireri.

La abuela quedó tan triste y desconsolada que no dejaba de llorar y llorar a la orilla de aquella laguna. Estaba perdida en llanto cuando una Sicurí, una víbora grandanga, se le acercó y la empezó a consolar.

- No llorés, le decía, tu hijo está bien, está vivo. Yo te pido que permitas sea mi compañero. Él estará feliz conmigo. Él les va a dar pescado. Ya no tendrás que buscar en el paúru porque la laguna ya no se secará y se mantendrá siempre con agua. Aquí podrán venir vos y todos tus nietos a bañarse, a tomar agua, a pescar. Ya no buscarás agua allá donde se encontraban las víboras y fieras donde el pawáwaru se tragaba a los hombres. Este lugar ahora se llamará Isireri porque tu hijo quedará en mi corazón. Desde ahí cuidaremos de ustedes. Desde ahí daremos comida y agua para tu pueblo y a nadie le faltará nada. Pero si algún día nos hacen daño y morimos; morirá la laguna con nosotros y este lugar volverá a ser lugar de muerte.

- Está bien, dijo la meme, que quede contigo mi nieto. Pero sólo te pido que cuides de él para que no le suceda nada malo. Te lo doy pero prométeme que viva yo y él para volver a vernos de nuevo.

- Descuida, le reveló la Sicurí a la abuela, tu nieto vivirá siempre conmigo y no morirás ni tú ni él hasta encontrarse de nuevo.

Y así sucedió. Isireri, que así se llamaría desde entonces, se quedó con la Sicurí y ellos son los jichis de la laguna. Los fundadores de Moxos, que abandonaron Achasi Awásare para venir acá, ya no tuvieron que buscar nunca ni agua ni pescado porque ahí nomás en lo pandito de la laguna encontraban samapis, palometas y de toda clase de pescado. Ni siquiera tenían que navegar porque en toda la orilla de la laguna se pescaba. Y así el pueblo de Moxos comenzó a crecer y crecer y vino gente de otros lugares, vinieron trinitarios y también gente blanca. Uno de ellos, dice el taita, al ver que había harto pescado, se dijo:

- Si aquí en lo pandito hay harto pescado, qué habrá en lo profundo.

Consiguió un guía que conocía bien la laguna y trepándose en una canoa se fueron lejos, lejos hasta el centro donde está lo más hondo para buscar lo que había en el corazón de la laguna. Ahí se encontraron con un gran turbión que el agua los sorbió y se los llevó a lo profundo de la laguna. Ahí pudieron ver a la Sicurí y a Isireri.

Unos dicen, dice el taita que me contó, que el hombre aquel desapareció y murió en la laguna. Pero dice también que otros dicen que el hombre volvió y contó todo lo que vio allí. Que hay un tesoro de oro que cuidan los jichis y que hay abundancia de peces de toda clase.

Dice el taita que el hombre aquel pudo hablar con Isireri quien le dijo que no permita que saquen el tesoro de la laguna. Y le dijo:

- No quiero que la gente vuelva aquí, y dile al jefe del pueblo que no quiero que vuelvan a llegar hasta el corazón de esta laguna, así que diles que me he enojado. Porque si vienen hasta aquí puede ser que ustedes se ahoguen, así que mejor que cuando vengan a la laguna sólo entren a lo pandito, pesquen, se bañen y se vuelvan rápido. Así que vete, dice el taita que dijo Isireri al hombre aquel, yo te perdono porque a mí también me absolvieron los jichis de la laguna, yo no estoy muerto, estoy vivo sólo que no puedo salir.
Entonces aquel hombre se salió porque lo podía absorber el jichi de la laguna, y ahí se volvió para atrás, obedeció y se volvió. Era media noche. Así que se volvió con mucho susto y le dijo al guía que no dijera a nadie lo que existe en la laguna.

Al amanecer del día siguiente el guía fue a contar todo a Xuan Muñuni Yuco lo que había sucedido, y es él el taita que me contó la historia. Y dice el taita que ahí en la laguna existe oro y hay mucha pesca y eso debemos cuidarlo, y el Isireri quiere seguir viviendo muchos años más para poder dar de comer a todo el pueblo.
La verdad es que quien le contó al taita le recomendó que no dijera a nadie esa historia porque él y el hombre blanco pretendían volver. Pero el taita les dijo que no pueden volver. Nadie puede entrar a la laguna a destrozar lo que tiene.

Así es como existió la laguna. Esa es la historia de la laguna. Yo creo, la verdad, porque el hombre me lo ha contado. 317 años le calcula. Yo les cuento a otros y me dicen que es mentira. Yo les digo que existe y me llaman mentiroso.

Siempre se pesca en la orilla porque ahí están los pescados. Palometa, Samapi, Anguila, muchos pescados que son diferentes. Cuando salimos tenemos que pedir al dueño de la laguna que nos deje pescar. Ahora no piden permiso. Ahora van con sus mallas y por eso ahora cuesta. Hay días en el almanaque de cómo pescar. Tiene que ser de mañanita, porque por la tarde poco se consigue la pesca. Octubre y noviembre es grande la pesca. Ahora no se puede porque la gente se va con sus mallas. Más antes se iba con su flecha o anzuelo y se traía para la casa, ahora traen para el mercado.

Isireri tenía cinco o seis años cuando se lo llevó la Sicurí, él era de nosotros, gente pobre, ignaciano, como yo y como el taita que me contó.
Recogido de la tradición popular y redactado por
Bartolo Vela Noza y Victoriano Castillo s.j.

Aporte de Moxos, Bolivia al
V Encuentro Continental de Teología India.
Manaus, Brasil, 21-27 abril 2006

WARISHI EDITORIAL
Parroquia San Ignacio de Moxos
2006, Beni, Bolivia.

Notas:

[1] En el lenguaje popular de la zona oriental de Bolivia, el diminutivo se construye con el sufijo ingo, inga y el superlativo con ango, anga. Curiosamente igual que en la lengua nahuatl de Mesoamérica: Mexicaltzingo, Huejotzingo y Quetzaltenango, Huehuetenango.
[2] Población de la etnia de ascendencia arawak en la provincia de Moxos del departamento oriental del Beni en Bolivia.
[3] Lugar abundante en yomomos o pantanos de aguas permanentes.
[4] Curichal, lugar en el que abundan los curichis, pampas anegadas en las épocas de lluvia.
[5] Pueblo Viejo, en idioma moxeño ignaciano.
[6] Meme, anciana, abuela, mujer de edad y experiencia a quien se debe respeto.
[7] Paúru, manantial de agua limpia que se conserva exclusivamente para uso doméstico.
[8] Variedades de peces más comunes de la región.
[9] Planta acuática bulbácea que, cuando está tupida, puede soportar pesos ligeros.

miércoles, 13 de junio de 2007

CALENDARIO MAYA

1. Lo que no es el calendario maya.

El calendario maya no es un horóscopo en el que usted pueda buscar las soluciones fáciles a sus problemas familiares, afectivos o de negocios. Tampoco es un instrumento de magia con el que podemos enterarnos del comportamiento de una persona o de una cosa para controlarla. No se trata tampoco de un sistema de predicción del futuro con el que podamos darnos cuenta de lo que nos va a suceder el día de mañana. Ni la espiritualidad ni el calendario maya pretenden pronosticar el futuro de los acontecimientos desencarnándolos de la realidad y de la condición humana. La espiritualidad maya que se expresa en este sistema calendárico tampoco es para hacer daño a nadie. Muchos usan el calendario para enterarse de las amenazas de sus enemigos y contraatacar con otra acción maléfica. El calendario no debe usarse para encubrir nuestras actitudes destructivas. Sobre todo hay que evitar acercarse a la espiritualidad maya por mera curiosidad porque no se trata de un espectáculo envuelto de cierto esoterismo. El calendario maya tampoco es un recordatorio de efemérides o fechas para marcar cumpleaños y fiestas. Tampoco es un simple instrumento que deba servirnos como agenda o memorándum. Hoy en día muchas instituciones publicamos agendas incluyendo el calendario maya; eso es algo positivo en cuanto que sirve para promover el rescate y uso de la cuenta de los días. Pero pronto también debemos buscar promover el verdadero sentido de su uso. Muchos se acercan al calendario en busca de algo misterioso y con cierta morbosidad. Si nos acercamos al conocimiento del calendario de este pueblo con esa actitud tan pobre y miserable, estamos profanando la herencia sagrada de nuestros abuelos y abuelas. Si usted se acerca al calendario maya, que contiene parte de la espiritualidad de este pueblo, con ese prejuicio, va por camino equivocado. Porque estas actitudes resultan siendo una burla y ofensa para el pueblo maya que ha enriquecido a toda la sociedad con su cultura y con su fe.

2. El calendario maya: las cuentas de Dios.

Este calendario es el sistema más perfecto de cuenta del tiempo que compartieron los pueblos mesoamericanos, es el sistema que señala los ciclos más importantes en la actividad del pueblo maya, es el sistema que refleja su visión del mundo, de Dios y de la persona. Pero sobre todo, el calendario es un sistema de carácter sagrado que los mayas tienen para mantener el equilibrio en la relación persona-persona, persona-naturaleza y persona-Dios. Es un “método de espiritualidad” que los mayas han heredado de sus antepasados y han transmitido celosamente de generación en generación. El calendario es también un ciclo que marca la vida ritual y de “dirección espiritual” de las familias y los pueblos. Entrar en el conocimiento del calendario maya nos permitirá entrar en la cosmovisión de su pueblo.

El objetivo de este curso es rescatar lo que la memoria de nuestros abuelos y nuestras abuelas ha conservado durante siglos para ayudar a aquellas personas que desean y buscan la paz para sí mismas, para los demás y para nuestro pueblo. Con este curso-taller también queremos dar a conocer esta guía espiritual y de discernimiento para que nos ayude a comprender y servir mejor a este pueblo. Si nos inclinamos a beber de esta fuente de espiritualidad del pueblo, los que no somos mayas seremos capaces de solidarizarnos más con él y los que somos, seremos más capaces de defender nuestros derechos y de luchar por la construcción de nuestra nacionalidad.

Este curso que explica el significado de cada día del calendario no es el resultado de una investigación bibliográfica (aunque fue necesaria también), se ha estructurado a base del conocimiento que nos da el contacto con chuchqajaw: ancianas y ancianos guías de nuestras comunidades, seleccionados por su honestidad y servicio desinteresado. Muchas de las conceptos que queremos compartir con ustedes no siempre coinciden con lo que uno lee en los libros de antropología, arqueología o historia. Lo que aquí queremos comunicar es nuestra propia experiencia en el uso que se da en nuestras comunidades. Muchos de los términos usados serán en el idioma k’iche’ porque sólo abarca lo que conocemos de nuestra área. Algunos nombres o términos están traducidos al castellano con la única finalidad de que se pueda saber el sentido, aunque no siempre pueda expresarse con fidelidad porque una traducción siempre pierde algo de su sentido original. Por eso, para algunos no familiarizados con el lenguaje del indígena, les parecerá extraño la constante reiteración y la alusión a elementos al perecer tan triviales, como pueden ser los sueños, las contracciones musculares, los cambios climatológicos, que para el mundo maya tienen un profundo significado de lenguaje adivinatorio en el sentido estricto de la palabra: lenguaje divino. Adivinación no debe entenderse en el sentido de magia, sino en su sentido correcto: ad divinis (de las cosas divinas). Adivinar no es buscar simplemente la “suerte”, sino la voluntad de Dios, las cosas de Dios. El uso del calendario es pues un método de discernimiento encaminado a buscar la voluntad de Dios (cfr. Hechos 1,23-26).

3. El calendario: conocimiento científico.

Por lo que conocemos de su escultura, de su pintura y de su cerámica, aparece bien claro que el pueblo maya desarrolló el más completo sistema de escritura del continente. No usaron signos representando sonidos como en la escritura que nosotros conocemos ahora. El signo “A” representa un sonido, y sólo unido a otros signos se puede escribir un significado lingüístico que represente una idea. Los mayas no escribieron como nosotros. Ellos lo hicieron a través de dibujos que representaron ideas, por eso se llama a esta forma de escribir escritura ideográfica. Con esta escritura por medio de imágenes escribieron la historia, los nombres de sus antepasados, textos médicos, estudios de plantas y animales, informaciones de calendarios, tratados de aritmética y estudios del sol, la luna y las estrellas (astronomía).

Escribieron en piedras, en los muros de los templos y en códices, "libros" hechos con una especie de papel sacado de la corteza del amate. El texto más antiguo conocido hoy es el códice de Dresde, que se escribió por el año 1200 y es un tratado de adivinación y astronomía. El desarrollo de la aritmética, o de la manera de contar, fue clave para el mejor conocimiento del calendario y para el desarrollo de la astronomía. Tomaron el número 20 como unidad básica en su cuenta. Veinte se dice en k’iche’ juwinaq (una persona) debido a los veinte dedos que la persona tiene en total en sus manos y pies. Decir veinte es decir una persona completa o cabal (jun tz’aqatalaj winaq). Para escribir los números se sirvieron del punto (estrella), que indica la unidad, y de la línea (caña), que tiene un valor de cinco. Según este método, a cuatro puntos sigue una barra con la que se cuenta el 5 y, mediante su combinación, se puede contar hasta 19. Una concha expresaba el concepto de cero, que se usa sólo para indicar en el número 20 el cambio a un nuevo nivel vigesimal.
Para hacer anotaciones superiores simplemente había que jugar con la posición de arriba a abajo de los signos, de manera que cada nivel tenía que ser multiplicado por 20 según el sistema vigesimal: Por ejemplo:
El número 10,025, por ejemplo, lo expresaban con un punto (=1) del nivel de 8,000 (1 x 8,000 = 8,000) una barra (=5) del nivel de 400 (5 x 400 = 2,000), un punto en el nivel de 20 (1 x 20 = 20) y una barra (=5), del nivel de 1 (5 x 1 = 5). Estas cantidades sumadas dan un total de: 10,025.

Con este mismo sistema numérico, nuestros antepasados desarrollaron su conocimiento del calendario. Brevemente veamos lo más importante sobre el calendario. Tienen tres maneras de contar el tiempo:

Una es el Choltun, una cuenta larga para llevar el registro de los años transcurridos desde el principio del recuento del tiempo maya, el 11 de agosto del año 3114 antes de Cristo, y para registrar o contar el tiempo de fenómenos astronómicos. La unidad básica del calendario maya es el día: kin o q'ij. El segundo nivel de unidades es el winal o winaq, compuesto de 20 q'ij. El tercer nivel debería ser 400 (20 x 20 x 1), según el sistema vigesimal descrito arriba, pero al llegar a esta cuenta los mayas hicieron una variante de cálculo. El tercer nivel de unidades, el tun, está formado por 18 winal o winaq equivalentes a 360 q'ij (1 x 20 x 18). El cuarto nivel de unidades, el k'atun, está formado por 20 tun equivalente a 7,200 q'ij (1 x 20 x 18 x 20), o sea 20 años de 360 días, sin contar los 5 días complementarios de cada año. El quinto nivel, b'aqtun, está formado por 20 k'atun equivalente a 144,000 q'ij (1 x 20 x 18 x 20 x 20), o sea 400 años, y así sucesivamente. Después del tercer nivel, en la cuenta de los años, la unidad tiene una progresión uniforme de 20, ajustándose al sistema aritmético vigesimal, como se puede observar en la siguiente tabla:
Otra manera es el Cholab', calendario con el que se lleva la cuenta del año astronómico o solar. Fue calculado con una duración de 365 días. Está organizado en 18 períodos de 20 días cada uno, y uno más de 5 días complementarios:

Por el tiempo transcurrido y por todas las penalidades por las que ha pasado el pueblo maya, muy pocas comunidades conservan este calendario en la actualidad. En Santa María Chiquimula muchas familias aún celebran el k’ak’ junab’ o año nuevo de este calendario, con una fiesta familiar en la que comparten el ub'en, una especie de tamal hecho de varias capas de frijol y de masa de maíz que se pasa cuatro veces por la piedra de moler y que evocan los cuatro días más importantes del año: E, No'j, Iq' y Kiej, que son a la vez los cuatro eqemal junab' o cargadores, sobre los cuales recae el cuidado de un año alternadamente.

La tercera manera, el Tzolkin o Cholq'ij, es el calendario de la cuenta corta o calendario lunar. Consta de 260 días (trece veces veinte, trece veces una persona, que se reconocen o se cuentan en rotación nominal, cada unidad es de veinte días cuyos signos y nombres son:
Es decir, una rotación nominal completa equivale a estos 20 nombres. Además, a dicha rotación se le añade un número del uno al trece, lo que se llama rotación numeral.

Así, combinadas las dos rotaciones, se lleva la cuenta del calendario sagrado que comienza con el Wajxaqib' B'atz' (ocho hilo o mono), año nuevo lunar. Este calendario, al llevar la cuenta de los días del ciclo lunar, se usa para determinar los estados de la luna y por lo tanto los ciclos de siembras y de cosechas, de fenómenos naturales como la lluvia, el frío, el calor, la sequía, etc. Además de servir como medición del tiempo, es también un instrumento para consultar las “predestinaciones” de las personas, para conocer estados espirituales, etc., ya que a cada día se le adjudica un poder espiritual “positivo” o “negativo”, dependiendo de la combinación del nombre con el número. Cada uno de estos días está representado por un jeroglífico o imagen que representa el nombre; por ejemplo el día tz’i’ se representa con la imagen de un perro. También a cada día le corresponde un nawal, o fuerza o espíritu de Dios que protege a la persona o al día y que también está representado de alguna manera con el signo.

4. Los calendarios maya y azteca: dos rostros de un mismo corazón.

Decíamos al inicio que los pueblos mesoamericanos compartieron muchos elementos de sus culturas. Ente estos elementos destaca el uso de un calendario basado en los mismos cálculos matemáticos, la misma simbología y una misma espiritualidad. Aunque no pretendemos entrar en muchos detalles, sólo indicamos que el calendario azteca está basado en el mismo sistema del calendario maya: un calendario “solar” de cuenta larga con 365 días y otro “lunar” de 260. El calendario lunar o agrícola también está basado en una cuenta nominal de 20 días y en una numeral de 13. Muchos de los días coinciden hasta en el nombre, en el orden y en el simbolismo:
5. El Dios de nuestros abuelos y de nuestras abuelas.

No se puede hablar del calendario maya sin abordar el tema de la concepción que este pueblo tiene de Dios. La religión, como el calendario, las ciencias y las artes del hombre maya, no son algo original o aislado, sino que nacen del largo pasado de los pueblos de América, del cual se fueron generando numerosas maneras de ver la realidad. Todas comparten algunos rasgos comunes. Es importante señalar que tanto el calendario maya como el azteca tienen la misma base en el perfecto sistema vigesimal que estos pueblos desarrollaron y compartieron. Esto mismo sucede con la concepción del mundo y de Dios. El sistema de creencias es algo en lo que más se parecen los diferentes pueblos de América.

Según nuestros antepasados, el espacio es entendido como algo continuo entre el Cielo, la Tierra y el Inframundo. El cielo está compuesto por 13 capas, cada una regida por un Dios, y todas las divinidades forman un grupo llamado Oxlajujtiku. La divinidad que rige el Cielo en su conjunto es Itzamna’. El espacio intermedio entre el Cielo y el Inframundo es la Tierra que se levanta como una capa más que apenas se puede mirar. Debajo de la Tierra hay nueve pisos del Inframundo, también presididos cada uno por uno de los Nueve Señores de la Noche, que forman el grupo de los B’elejtiku.

Cada esquina de los niveles que forman el universo está señalada por un punto cardinal y un color determinado, que influyen en los aspectos que presentan la acción de Dios en el mundo. De esta manera, el rojo se relaciona con el oriente y representa la salida del sol (Relb'al Q'ij), o el nacimiento de Dios; el negro con el poniente y representa la caída del sol (Qajb'al Q'ij), o la muerte de Dios. Este paso de oriente a poniente es el camino que recorre Dios. Curiosamente, el rojo y el negro son los colores del traje de la mujer de Santa María Chiquimula y de muchos de los trajes del altiplano. El güipil rojo lleva bordado un sol naciente en el cuello y el corte negro también lleva bordado un arco iris.
El blanco, al norte, representa el lado del cielo (Uxukut Kaj), o la vida del hombre. Allá está Tula (Tulán), el origen de los pueblos mayas, de allá vinieron sus abuelos y sus abuelas. El amarillo, al sur, representa el lado de la tierra (Uxukut Ulew) o muerte del hombre. Es el color de las candelas para los difuntos, el color de la flor de muerto[1]. Este paso del norte al sur es el camino del hombre. Según el Pop Wuj, de maíz blanco y de maíz amarillo fueron hechas las carnes de nuestros padres. El camino-vida del hombre está hecho de vida y de muerte igual que la de Dios. Dios conoce la muerte porque es el creador de la Vida, y conoce la vida porque ha pasado por la muerte[2]. Del encuentro de estos dos caminos surge Corazón del Cielo-Corazón de la Tierra, que se representan con los colores azul y verde respectivamente. El centro está gobernado por el Azul, y representa al lugar donde está Itzamna’. Es el Corazón del Cielo (Uk'u'x Kaj). Otro color que gobierna el centro es el verde, y fue concebido como el lugar de la gran seiba, el árbol sagrado que unía el Cielo con el Inframundo; es el Corazón de la Tierra (Uk'u'x Ulew). Aquí en el centro está el hombre, que participa de la vida y naturaleza de Dios[3], y Dios que participa de la naturaleza humana[4].

Se ha dicho que los mayas, al igual que los otros pueblos de América eran politeístas, es decir, que tenían muchos dioses. Decir eso es decir que también los cristianos somos idólatras y que tenemos muchos dioses aunque digamos que creemos que hay sólo uno. Decimos que Dios es Padre, Hijo y Espíritu y al entender a Dios así no estamos diciendo que son tres dioses, sino tres manifestaciones o acciones (personas) de Dios en la Historia. Veneramos a la Virgen de Guadalupe, a la del Carmen, a la de Fátima y muchas más. No decimos con eso que son personas distintas, sino que es la misma persona de María, la madre de Jesús, que se manifiesta de formas diferentes. De igual modo, nuestros antepasados no tenían muchos dioses, creían en un único Dios, Creador y Hacedor de todas las criaturas. Sólo que veían y reconocían a Dios en distintas manifestaciones, distintas acciones de Dios en los acontecimientos de la vida, en la historia y en la creación.

Junto a Itzamna’, Ixchel, la madre luna, fue la manifestación de Dios-Madre que más veneración tuvo en el culto de nuestros antepasados. Los héroes gemelos del Pop Wuj, Jun Ajpu e Ixb’alamqe quienes derrotaron a los príncipes de Xib'alb'a, Jun Keme y Wuqub' Keme, fueron también venerados por nuestros antepasados como personajes unidos a Corazón del Cielo-Corazón de la Tierra. Algo así como los santos.

Además del culto oficial de las diferentes manifestaciones de Dios, existe un culto generalizado a acciones divinas más vinculadas a los quehaceres domésticos o a elementos de uso popular: Dios que se nos manifiesta en el maíz, en el tejido, en el parto, en el fuego, en el comercio, etc. También existe un sistema de creencias en torno a los difuntos que son considerados como espíritus que están en relación con el mundo de la divinidad. Por eso, muchos de los gobernantes de los antiguos mayas se hicieron representar junto a sus antepasados, con lo cual pasaban también a formar parte de la divinidad. El rey, a la hora de su muerte, era identificado con Dios y con la acción divina, por eso buena parte del culto era promovido por el estado.

6. La religión maya: no sólo de pan vive el hombre ni sólo de pom vive Dios.

Este elaborado y diversificado pensamiento religioso, tejido lenta y cuidadosamente por la jerarquía, tuvo su manifestación máxima en un complicado ritual. El encargado de transmitirlo e interpretarlo fue un grupo de élite sacerdotal que elaboró un ceremonial muy complejo, mediante el cual las divinidades transmitían sus intenciones al resto de la sociedad. Para ello habían de guardar normas muy rígidas que les permitían alcanzar un estado de pureza ritual, perdido normalmente en su práctica diaria con la comunidad. Por eso antes de la celebración de los ritos, según la importancia de la ceremonia, tenían que realizar ayunos, abstenerse de la relación sexual y recibir baños purificadores en el tuj. También tenían que quemar copal para purificar el ambiente, tomar drogas alucinógenas y aislarse del resto de la población. Sólo de esta manera el sacerdote podía obtener unas condiciones mentales que le hacían posible comunicarse con la divinidad.

También se practicó el ceremonial de sangre y, sobre todo, las ceremonias de autosacrificio de los miembros más importantes de la población. El maíz, el agua y la sangre eran considerados como elementos vitales. En la manera de pensar de nuestros antepasados, es lo único que genera vida y, por tanto, el mejor alimento que se puede ofrecer a Dios, quien a su vez se encarga de dar vida a los hombres. Pero al igual que en el tipo de manifestaciones divinas, además de las ceremonias oficiales existía una gran actividad ritual para todos los acontecimientos de la vida de nuestros antepasados. Toda la actividad diaria estaba marcada con la presencia de oraciones y ceremonias para ofrecer a Dios el agradecimiento diario, la petición de protección o defensa de los enemigos, el permiso para hacer uso de la naturaleza, etc. Lo mismo que para la celebración de los rituales oficiales existía una clase sacerdotal ligada al poder, había también una gran cantidad de "sacerdotes" domésticos y populares que servían al pueblo en sus necesidades de presentar sus agradecimientos o peticiones a Dios. Este es el sacerdocio que ha permanecido hasta nuestros días, lo que hoy llamamos: chuchqajaw, que son los ministros de la religión del pueblo o la religiosidad popular.

La originaria religión del antiguo pueblo maya entró en una crisis debido a tres razones: En primer lugar, la religión se complicó al querer justificar la presencia de una sociedad organizada con diferencias de clase basadas en el poder y la riqueza. Es muy probable que la crisis se agravara cuando los gobernantes se empezaron a identificar con Dios y empezaron a grabar su imagen en sus varas de autoridad. Esta identificación fue usada por los gobernantes para igualar el universo creado por Dios con su poder político en la tierra. Con ello se hizo más grande la distancia entre la jerarquía y el resto de la comunidad.

El segundo problema con el que se enfrentó el grupo dirigente y la comunidad fue resolver una gran dificultad: la muerte. Con este fin nació una rica variedad de creencias y prácticas ceremoniales que pretendían dar explicación sobre el más allá. La muerte era considerada como objeto de culto y veneración. Pero la realidad era que la mortalidad en el mundo maya era muy grande. Debido a las pestes de enfermedades desconocidas, a las guerras y a los fenómenos naturales, miles de muertes dejaban los pueblos vacíos. Por lo tanto, una religión que proclamaba la vida, no podía quedarse en la contemplación eterna de la muerte.

El tercer elemento de crisis fue que el sistema religioso maya tuvo su desarrollo junto al resto de conocimientos científicos, en especial junto a aquellos que hacían referencia al tiempo y a la ordenación del universo. Al decaer estas ciencias, la religión también fue perdiendo la fuerza. Las ciencias estaban en manos de las clases sociales dirigentes, por lo tanto al caer el poder político, se perdió la continuidad de ese nivel científico. Aunque hay que decir que el conocimiento popular siguió su camino hasta nuestros días, lo mismo que el sistema religioso y cultual.

Estas expresiones de la religiosidad popular son las que nos han llegado hasta estos días. Con esto no se quiere decir que no tiene fundamento científico el sistema actual de contar los días y de interpretarlos. Este conocimiento se ha transmitido fielmente de generación en generación por cientos de años. Este es el conocimiento calendárico y espiritual que hemos descubierto en este pueblo de Santa María Chiquimula y que hemos querido poner en las manos de ustedes. Que Dios Madre-Padre nos lleve por sus caminos y de su mano.

7. La cuenta nominal: el sentido de los nombres.

A B’atz’: Hilo-Mono. El Hilo es la base de un tejido, de lo simple se va creando la belleza y complejidad de un tejido. Originariamente toda mujer era creadora de su propio vestuario y en él plasmaba la cosmovisión de su entorno: su casa, su visión de Dios, su visión del mundo, de la naturaleza, de los animales. El Mono, según la memoria del Pop Wuj, originariamente fue el hombre quien por su orgullo, celos y rebeldía ante Dios, se convirtió en animal. Es el signo de la degradación humana, de la búsqueda y reconquista de la perfección.

B E: Camino-Tierra. Camino, es el inicio de la vida de la persona, de los animales; ellos buscan y hacen su camino. Es el lugar donde están guardadas la historia: del corazón, de la palabra y del pensamiento humano, de los animales y de las aves. Tierra, es nuestra querida Madre que es persona; ella nos levanta el ánimo, nos despierta, nos comunica en nuestro sueño lo que va a suceder en el camino de nuestro pueblo. Ella no está sola, tiene también su palabra, nos dice, nos comunica los acontecimientos de nuestra vida; la vida que nos la ha dado desde el inicio del Sol y del la Claridad. ¡Ah! Ella nos sustenta con la fuerza de su corazón, por eso cuando nos morimos volvemos en sus entrañas.

C Aj: Caña. Es el signo de la autoridad representada en los servicios que la persona debe asumir para no sólo servir la pueblo, sino mantener la armonía, la solidaridad, el consenso y la dignidad humana. Aj, también es una partícula que sirve de posesión en las expresiones K’iche’, que al agregar a un sustantivo expresa una profesión, servicio.

D I’x: Fuerza, Es el espíritu del corazón de Dios y de los antepasados que se manifiesta en las montañas y llanuras; por eso cuando una persona va a la montaña de malas ganas, queda ahí su corazón, ya no tendrá la misma fuerza, será dada a otra persona que busca el alimento, la valentía de su corazón.

E Tz’ikin: Pájaro. Todos los animales tienen su palabra, hablan, llaman a la Madre Lluvia, también nos comunica lo bueno y lo malo que nos puede ocurrir en nuestra vida; esto nos ayuda a reconciliarnos con nosotros mismos, con nuestros seres queridos. Ayuda a hacer un recuento de toda una historia. Cada grito, cada aullido del coyote, del perro, cada canto del tecolote, del gorrión, cada movimiento de la serpiente nos dice algo de nuestra vida, de nuestra siembra, de los cambios climáticos de la naturaleza, de la vida de nuestra familia, de nuestro pueblo, etc.

F Ajmaq: Pecado. Es el signo de las malas acciones y pensamientos de una persona, porque a través estos nace la sabiduría de otra persona; como existe una sola mamá, un solo papá, nos despertamos el corazón entre nosotros mismos, porque la persona está en continua crecimiento. Si no existiera desorden, disgusto, hambre y sed; si todo estuviera al alcance no nos acordaríamos de nuestra mamá y de nuestro papá, tendríamos dormido nuestros corazones, lo dejaríamos podrir, no serviríamos para nada, no crecería nuestro corazón ni nuestro pensamiento.

G No’j: Sabiduría. Es la compañera, la que platica con los movimientos de la sangre en todo el cuerpo humano, es la que con los movimientos de la sangre del mismo cuerpo ayuda a leer la vida de una familia, de la comunidad y del pueblo, porque los movimientos de la sangre avisan, entregan su mensaje a la sabiduría para que con la palabra se alienta, se orienta la vida de las personas que necesitan acompañamiento.

H Tijax: Tormenta La lluvia, son lágrimas de difuntos y de Dios que derraman sobre la Madre Tierra, para alimentar a los hijos e hijas; también es el agua que usa la naturaleza para bañarse, entonces, cuando hay relámpago y truenos es que el abuelo y el último hijo (ch’i’p), salen a pasear sobre la tierra para mirar a sus hijos e hijas: cómo están, cómo reciben a la Madre Lluvia. Entonces, cuando hay familias que no respetan, no reciben con amor a la Madre Lluvia el último hijo se enoja, truena y dispara con su fuerza a cualquier lado, es por eso que mueren a veces algunas persona; nos asusta mucho, ¡claro! porque nosotros no lo respetamos, no le damos su lugar. En cambio, cuando es un trueno lento es que el Abuelo nos está recordando que debemos tener precaución de nuestros quehaceres.

I Kawoq: Mujer. Es la confianza, con ella se platica más fácil que con el papá, porque tiene más tierna su corazón; conoce el corazón de su hijo desde que está en su vientre. Ella presiente en los pezones, en el vientre, en los ojos, en el corazón y en los labios cuando sufre su hijo y cuando viene en camino una alegría. Con nuestra mamá platicamos libremente todo lo que nos sucede en la vida, es intercesora de la relación con nuestro papá. La mayoría de las mujeres tiene un gran compromiso con su pueblo; son comadronas, hueseras, curanderas, chuchqajaw ayuda a su gente sin condición alguna. Ella es la hija de Dios, es como nuestra Tierra.

J Ajpu: Cerbatanero. Cerbataneros, según la memoria del Pop Wuj, originariamente fueron los gemelos que con su corazón puesto en el Corazón del Cielo-Corazón de la Tierra, vencieron con su inteligencia el orgullo, los celos y la rebeldía de Jun B’atz’ y Jun Chowen. Jun Ajpu-Ixab’alamqe, cazadores, jugadores de pelota, sembradores que hablaron con los animales, con la naturaleza, con los espíritus ancestrales para vencer a Wuqub’ Kakix, falso sol; con el arte del juego de pelota de gaucho resiste a las pruebas de Xib’alb’a; con su muerte y el modo de revelarse a través de la danza a Dios Credor-Hacedor de la vida borra, hace agua del orgullo de los de Xib’alb’a.

K Imox: Locura-Zurdo. Locura, es igual al viento, no tiene dirección, no se sabe de donde viene y hacia donde se dirige; sólo se siente que nos acaricia y nos refresca el corazón. Es la parte sagrada que la persona tiene, los movimientos de la sangre que percibe un chuchqajaw en la parte izquierda del cuerpo es signo de totalidad, quiere decir que todo está completo, que no ya no hay nada que hacer del un enfermo. Y si es por un trabajo que la persona quiere conseguir se le concederá. En K’iche’ decimos loco a las personas que actúan con valor para afrontar ó defender a otra persona de un problema delicado, cuando quiere de verdad a la gente, se hace y se siente miembro de una comunidad distinta a la suya, cuando no deja para mañana lo que tenga que hacer hoy, cuando trata por igual a ricos y pobres en una ceremonia. A Dios le entró la locura en su corazón porque creó muchas cosas e hizo tres repaso para que se formara el cuerpo de la persona; dio su propia vida por nosotros.

L Iq’: Viento. El Frío y el Viento, es el Corazón del Cielo, es la casa de la justicia, es el lugar donde bailan los espíritus de todos nuestros difuntos desde el comienzo de la Creación. Ahí lloran, ahí cantan de alegría, ahí gimen, ahí silban, ahí ke’la’lat wi (tararean) sus corazones. Aquí los espíritus de nuestros difuntos dan dirección al Viento, porque cuatro veces nos vigilan de día y de noche, nos circulan en forma de Cruz para que los malos espíritus no lleguen a dormir en nuestros corazones. Es el secretario, anota todo lo que decimos, todo lo que hacemos, rápido expone su trabajo cuando se reúnen nuestros difuntos, Dios, el espíritu de los animales y de las montañas y llanuras; porque nosotros no estamos sueltos, aunque digamos que nadie ve por nosotros, eso no es verdad, nosotros no nos dejamos cuidar.

M Aq’ab’al: Aurora-Amanecer. Es la salida de papá sol, sale rojo, rojo a mirar su Tierra, mira los corazones de sus flores, retoños-retoñas de su vida; abre su corazón a la Tierra para abrazar tiernamente las montañas y llanuras. Papá sol nace de la tierra, se asoma para mirar todo lo que hay en ella. ¡Ah! y cuando se cae el sol y pinta de rojo el cielo decimos que Dios llegó muy enojado, lleva la maldad humana; otros decimos que comió gallo ó le ofrendaron la sangre de algún animal. Hay que hablar a Dios de madrugada para que nuestra oración, juntamente con el cantar de los pájaros sea una serenata a su corazón, lo despierte y esto será señal de que sus hijos-hijas existen.

N K’at: Red. Es un instrumento de trabajo tejido de pita y a mano, nos sirve para guardar nuestras mazorcas. No se le permite a un niño ó una niña que se sienta y se acueste sobre ella, porque cuando sea joven padecerá de dolores de espalda y musculares; ya que la Red está tejida como una serpiente enrollada.

Ñ Kan: Serpiente. Es el signo de la autoridad y la justicia, es el guardián de la tierra; espíritu de las animas y de las trece abuelas y de las trece abuelos. Cuando la serpiente se atraviesa por tu camino, tenés que mirar la dirección en que se encuentra; luego acudes a un anciano-anciana, le contás y él te dirá el mensaje que Dios te quiere comunicar, puede ser bueno ó malo, pero no es determinante; lo que te quiere decir es que tenés que mirar cómo está tu corazón, y cómo tenés a los demás corazones en tu familia.

O Keme: Muerte. Muerte, es signo de fiesta, de unidad, de reconciliación. Cuando el difunto es ya hombre maduro, mujer madura, joven, muchacha que ha prestado un servicio comunal y los familiares buscaron todos los medios para su curación; el espíritu del difunto va con el frío y el viento, pasa hacer intercesor de su pueblo. Y si no fuera así, el espíritu del difunto llora de soledad, pide su compañero, se pone triste, llega por las noches a espantar a sus familiares: se mueve cualquier cosa en la casa donde vivió, se oye ruidos, voces, cantos en los caminos y barrancos; llega a cantar el tecolote en su terreno, claro los familiares acuden a un anciano-anciana para que haga la investigación de este caso, y se sigue un proceso lento para dejar descansar el espíritu del difunto y que los abuelos-abuelas lo reciban en su casa que es el frío y el viento.

P Kiej: Venado. El Venado es un animal sagrado de corazón fuerte que no se debe matar, porque es guardián de las montañas y llanuras; se muestra a la persona en las montañas para dar aviso de todo lo que ha visto, ha oído y todo lo que siente de la gente. Delante de él está la justicia, la autoridad lo tiene en su corazón; es pápa-máma.

Q Q’anil: Milpa. Milpa, es la niña bonita de cabello amarillo, que trae al frijol al cuello como collar de oro y plata, tiene sus hijitos, no está sola, tiene su mensajero; del corazón de ella nace nuestro sustento de todo los días. La Lluvia cae al corazón de la Tierra para que retoñe el corazón de la milpa, ella, la Niña bonita saca de su corazón el jugo de su teta, para que corra por nuestras venas y tengamos fuerzas. De maíz blanco y de maíz amarillo están hechas nuestras carnes; somos hombres y mujeres que corre por nuestras venas la sangre de la Milpa.

R Toj: Pago. Las malas acciones, las malas palabras, las calumnias que una persona hace a otra persona y el maltrato a los animales, a la naturaleza es una ofensa directa al corazón de Dios y esto destruye, obstaculiza el futura de la persona responsable de éstos hechos. Entonces, hay que pagar: con una ofrenda, con oración, con visitas a las familias que he herido, cuidar de la madre naturaleza. Esto es un proceso de reconciliación lento y que no sólo la persona lo va hacer, sino debe pedir la orientación de ancianos-ancianas.

S Tz’i’: Perro. El perro, es el compañero de la persona, hablamos nosotros con los perros porque ellos también tienen corazón, nos comunican con su aullido lo que nos pueda ocurrir a nosotros, a nuestras familias y a nuestra comunidad.

8. El significado de los días.

A B’atz’: Simboliza la pureza emocional y sentimental de la mujer en la tierra. Símbolo de la sabiduría de nuestros abuelos y abuelas para llegar a ser chuchqajaw. Simboliza la sensibilidad, la afectividad y la capacidad de entrega al servicio de la familia y la sociedad, que Dios ha puesto en el corazón de la persona nacida en este día.

B E: Simboliza la vida de nuestra Madre Tierra en donde somos amamantados hoy y siempre. Es el símbolo del buen guía, de la autoridad, y del camino que recorre la persona toda su vida. Espíritu de la riqueza, de los negocios, de los alimentos y de los bienes en la familia. Sensibilidad, afectividad y entrega al servicio de la familia y la comunidad para la orientación de trabajos comunitarios que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.

C Aj: Simboliza la semilla de la paz, de la unidad, de la alegría en la familia y de la solidaridad con los vecinos. Es el espíritu de las semillas y de los alimentos que nos regala nuestra Madre Tierra. Simboliza la capacidad y buena suerte para la siembra que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.

D I’x: Simboliza la vida de las montañas, de los valles, de los alimentos y de la vida de la persona. Es la herencia de la capacidad intuitiva, la fuerza corporal y espiritual que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.

E Tz’ikin: Simboliza la riqueza de la Madre Tierra, espíritu del dinero, de los alimentos, del negocio y de los bienes en la familia. Es la capacidad administrativa que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.

F Ajmaq: Simboliza el espíritu de la sabiduría, de la convivencia y de los consejos de nuestros abuelos y abuelas.

G No’j: Simboliza la autoridad en la familia, en la sociedad; raíz de la sabiduría y de los conocimientos, donde ha florecido la vida de nuestros abuelos y abuelas. Capacidad orientadora y solidaridad al servicio de la familia y la sociedad que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.

H Tijax: Simboliza la noche, la pereza, la guerra, los enojos, los chismes, los celos en la vida de la persona y la comunidad.

I Kawoq: Simboliza los pleitos, las malas ideas y los vicios.

J Ajpu: Simboliza la alegría en la familia, la siembra, la vida del buen trabajador. Es el dueño del espíritu de la vida de los animales domésticos. Es el guardián de la creación de Dios y de las pertenencias de los difuntos. Capacidad y buena suerte para la crianza de los animales domésticos que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.

K Imox: Simboliza la locura, los pleitos, el desconsuelo en la familia. Dueño de la alegría, de la penitencia y de la vocación al servicio del pueblo, que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.

L Iq’: Simboliza el corazón del frío y del viento; espíritu de la vida de Dios, de la sabiduría y de la autoridad. Símbolo de desesperación e inestabilidad emocional en la familia. Capacidad orientadora y solidaridad al servicio de la familia y la sociedad que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.

M Aq’ab’al: Simboliza el amor y la afectividad de la mujer. Símbolo del enojo, de la calumnia, de la pereza, de los celos, de la desesperación en la familia y la sociedad.

N K’at: Simboliza los pleitos, la desunión y el desprecio.

Ñ Kan: Simboliza el espíritu de la autoridad en la familia y la sociedad. Espíritu de la enfermedad. Capacidad de ejercer autoridad y de hacer justicia que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.

O Keme: Simboliza la pureza humana, el espíritu de la sabiduría; el camino de la vida que pidieron nuestros abuelos y abuelas al Dios Creador y Formador para su destino. Espíritu de la vida, de la capacidad orientadora de nuestros abuelos y abuelas que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.

P Kiej: Simboliza la sensibilidad en la mujer y el hombre. Dueño de la autoridad, de la capacidad intuitiva; espíritu de la sabiduría y de la esencia de la vida. Capacidad orientadora y solidaridad al servicio de la familia y la sociedad que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.

Q Q’anil: Simboliza el espíritu del corazón de la milpa, del agua, de las plantas y de todo cuanto hay en las entrañas de la Madre Tierra. Fruto de vida, espíritu de la mano del buen sembrador; rostro de la semilla del amor que Dios sembró en el corazón de la persona. Capacidad y buena suerte para la siembra que Dios ha puesto en la persona nacida en este día.

R Toj: Simboliza el precio de la vida, el hambre, el sufrimiento y la enfermedad.

S Tz’i’: Simboliza los celos, los chismes, la pobreza, la pereza, la desesperación y los malos deseos.
9. Significado de los cuatro cargadores del año.

¿Qué es un cargador del año? Para nosotros los mayas, existen cuatro signos que llamamos “cargadores” del año, que son los que nos cuidan, nos vigilan y redimen sobre la faz de la tierra hasta los últimos días de la humanidad. Los cargadores son: Camino, Sabiduría, Viento y Venado. Estos son los que hacen justicia sobre la tierra, a nosotros los hijos e hijas de la Madre Tierra. Cada cargador hace su justicia, establece su ley, saca una parte del corazón de Dios Padre y Madre, para que nosotros miremos y nos demos cuenta cómo está por nuestras actitudes, por nuestro trabajo en la familia, y con nuestra manera de ser con nuestro vecino. Cada cargador influye y desempeña un papel importante en nuestras vidas, en la vida de los animales y de nuestra Madre Naturaleza.

Para la mejor comprensión, es imprescindible tener presente que la función de los cargadores está vinculada con la existencia de la humanidad, porque rectifican, edifican y alimentan el corazón de las sanas sabidurías de nuestros abuelos y abuelas. Cuatro días antes de culminar los 365 días de servicio de un cargador, nuestros abuelos y abuelas difuntos despiertan en nosotros una conciencia crítica frente a nuestras actitudes en la familia y en la sociedad. Durante estos días, nuestros abuelos y abuelas difuntos nos ayudan a profundizar nuestra espiritualidad, nos ayudan a rectificar nuestras vivencias en comunidad.

Nos ayudan, también, a limpiar nuestros corazones, a desatar el mal en nuestras vidas. Nos dan mucha valentía, para agradecerle a Dios Padre y Madre la vida de nuestras hijas e hijos. Es importante, para estos días, reconciliarnos con Dios Padre y Madre, con nuestra Madre Naturaleza, con nuestros abuelos y abuelas y con nuestros semejantes; nos encontrarnos de verdad con ellos, y sentimos que son complemento de nuestra existencia. Este es uno de los caminos que nos conduce hacia la búsqueda de la verdadera paz.

Nuestros abuelos y abuelas vivieron muchos años, porque conocieron a Dios Padre y Madre en el Mundo, en nuestra Madre Naturaleza y en la Humanidad. Y con sus ejemplos de vida supieron decirle a Dios Padre y Madre “aquí estamos papayito, con la herencia que Tú pusiste en nuestras manos”. De esta manera floreció la gran riqueza de las normas de conducta en nuestra cultura.

En conclusión, es uno de los temas más amplios de nuestra cultura, que no podemos encerrarlo en unas cuantas hojas, su estudio se dirige a la práctica. Por eso sintetizamos su contenido e invitamos al lector que observa, que indaga y que vive en carne propia con su pueblo esta experiencia, para que, en un futuro, podamos enriquecer y fortalecer los frutos con nuestras familias y con nuestro pueblo. Con el corazón en las manos analicemos detenidamente el contexto sagrado de este tema.

B E: ¿Qué cosas buenas y qué malas trae el Ajaw E cuando le toca cargar el año? Es un cargador bueno, nos cuida y hace justicia por nosotros cuando no estamos cabales, cuando no somos solidarios con los demás, cuando somos injustos con los demás, cuando no cultivamos la herencia de nuestros antepasados, cuando no estamos en paz en la familia, cuando no respetamos a nuestra Madre Naturaleza, cuando no vivimos en comunidad.
No hay tanta violencia.
Hay poca cosecha y poca lluvia.
Hay mucha enfermedad en las mujeres.
Poca capacidad en las mujeres y en los hombres para el trabajo y para la solución de sus problemas familiares y conyugales.

Las cosas negativas se pueden prevenir con nuestra voluntad, con nuestro amor por las cosas y con nuestro trabajo diario en familia y comunidad. Dicho en otras palabras, vivir conforme las normas de conducta que establecieron nuestros abuelos y abuelas difuntos.

G No’j: ¿Qué cosas buenas y qué malas trae el Ajaw No’j cuando le toca cargar el año? Es un cargador bueno, nos cuida y hace justicia por nosotros cuando no estamos cabales, cuando no nos preocupamos por solucionar los problemas, cuando no ayudamos ni orientamos a los demás, cuando no estamos en paz en la familia, cuando no respetamos las cosas que nos regala nuestra Madre Naturaleza, cuando no vivimos en comunidad.
No hay tanta violencia.
No hay tanta enfermedad ni muerte.
Buena cosecha para el sostenimiento de nuestras familias.
Hay suficiente lluvia.

Las cosas positivas dependen mucho de la actitud, del comportamiento, del trabajo del hombre y la mujer en la familia.

L Iq’: ¿Qué cosas buenas y qué malas trae el Ajaw Iq’ cuando le toca cargar el año? Es un cargador bueno, nos cuida y hace justicia por nosotros cuando no estamos cabales, cuando no nos preocupamos de las necesidades de la familia, cuando no estamos en paz en la familia, cuando no respetamos a nuestra Madre Naturaleza, cuando no vivimos en comunidad.
Hay mucho viento y escasez de lluvia.
Mala cosecha, no alcanza para la alimentación de nuestras hijas e hijos.
Hay mucha división en las familias.
Mucha muerte a causa de tormentas, de relámpagos y truenos.
Cae mucho granizo, esto provoca la destrucción de nuestra milpa.
Hay mucha muerte en los niños, niñas, jóvenes y adultos.
Hay muchas personas que mueren en los barrancos, en los caminos a causa de accidentes.

Las cosas negativas se pueden prevenir con la buena actitud, la responsabilidad, la voluntad y el trabajo del hombre y la mujer en la familia. Si no estamos unidos en la familia, si no vivimos en paz con los demás, nos morimos pronto.

P Kiej: ¿Qué cosas buenas y qué malas trae el Ajaw Kiej cuando le toca cargar el año? Es un cargador bueno, nos cuida y hace justicia por nosotros cuando no estamos cabales, cuando no luchamos por los demás, cuando no estamos en paz en la familia, cuando no respetamos a nuestra Madre Naturaleza, cuando no vivimos en comunidad.
No hay llanto, ni dolor.
Nuestra Madre Lluvia no es violenta.
No hay mucha muerte.
Cosecha en abundancia, justo para la subsistencia de nuestras familias.
No hay tanta enfermedad.
Se puede luchar para vivir en paz en la familia.

Si uno no lucha, ni se esfuerza por cuidar lo mencionado anteriormente, se enferma rápidamente y se muere pronto. Las cosas positivas dependen mucho de nuestro comportamiento en la familia, en la sociedad, del amor a las cosas que nos regala nuestra Madre Naturaleza y a Dios.
10. Influencia de los cargadores.
Influencia del cargador E en las personas nacidas en este mismo día:
En ellos está la esperanza.
Líderes en sus familias y comunidades, para la solución de problemas.
Son muy solidarios.
Buenos orientadores en sus familias.

Esto se les concede a las personas cuando se comunican con Dios, con nuestros abuelos y abuelas difuntos, cuando de verdad se esfuerzan por cultivar los valores éticos y morales.

Influencia del cargador No’j en las personas nacidas en este mismo día:
Son personas inteligentes y sabias.
Buenos guías para sus familias y comunidades.
Hay confianza en estas personas.

Esto se les concede a las personas cuando se comunican con Dios, con nuestros abuelos y abuelas difuntos, cuando de verdad son solidarios con los demás.
Influencia del cargador Iq’ en las personas nacidas en este mismo día:
Personas inestables en sus decisiones y emociones.
Personas que dividen sus familias.
Irresponsables.
Provocadores de conflictos.

Esto no afecta a las personas cuando se comunican con Dios y con nuestros abuelos y abuelas difuntos pidiendo su protección.
Influencia del cargador Kiej en las personas nacidas en este mismo día:
Buenos guías en sus familias.
Vínculos de unidad en sus hijas e hijos.
Constructores de la paz y tranquilidad en sus familias.

Esto se les concede a las personas cuando se comunican con Dios y con nuestros abuelos y abuelas difuntos.

11. Significado de los números en el calendario maya.

Los números, como en todas las culturas tienen un profundo simbolismo. En la cultura maya, los números están vinculados a la concepción que se tiene de la realidad de la persona, del mundo y de Dios. Por ejemplo el uno es un número imperfecto porque en la cosmovisión maya hay una concepción dualista de la realidad. Dios es Madre-Padre, la persona no sólo no es cabal sin el otro, sino que no es nada sin el otro: wuajil nutz’aqat, nuk’ulaj, wal, nuk’ojol, nuk’ulja, wachalib’, nuxikin, wixk’aq... Por lo tanto, los números pares son “positivos” porque representan realidades íntegras, cabales, completas. Los números impares son “negativos” porque representan realidades imperfectas, incompletas, aún en desarrollo. Sólo el número trece representa una realidad de cabalidad y es el número que representa la totalidad; la razón es porque el 13 multiplicado por 20 (también número importante porque representa a la persona) da como resultado 260, que son los días de un ciclo completo del calendario lunar: un ciclo o año lunar es el tiempo de gestación de un niño en el vientre materno, por lo tanto el tiempo en el que se forma una nueva persona (k’ak’al). Por lo tanto una vida se forma en trece-personas de tiempo.

! Número uno: Número imperfecto, no tiene valor simbólico, representa la falta de compañía. Si ese día se hace un compromiso puede también significar que no hay cambio en la decisión. Es nuestro guardián, es el que apunta todas las cosas que decimos, es el que toma nota de todas las cosas que hacemos, es el que rinde cuentas a Dios de todo lo que ve de nosotros. Por eso, todos los números uno en los veinte días del Calendario Maya, para nuestros abuelos y abuelas difuntos, son exclusivamente para pedir perdón a Dios, pedir perdón a los frutos que nos regala nuestra madre naturaleza, a nuestra madre tierra y a nuestra comida y bebida. Son días apropiados para la reconciliación, para estar en paz con Dios y con nuestros abuelos y abuelas. Dicen nuestros abuelos y abuelas que si una persona no se reconcilia con su familia, no está completa su vida, porque le hace falta la otra parte.

o Ofrenda: Tres docenas de copal pequeños, media libra de candelas amarillas pequeñas, media libra de azúcar, media libra de ramas de espino, medio octavo de aguardiente y una onza de incienso.

" Número dos: Número positivo, Significa la complementariedad, la “unidad” en la diversidad, representa la cabalidad en su mínima expresión. En todos los números dos del Calendario Maya se pide por nuestros abuelos y abuelas difuntos, porque ellos han ofrecido sus vidas a Dios, para que nosotros tengamos lo suficiente para vivir. Se agradece la vida a Dios y a nuestros abuelos y abuelas para que nos cuiden y nos iluminen nuestros caminos.

o Ofrenda: Tres docenas de copal pequeños, media libra de candelas amarillas pequeñas, media libra de azúcar, media libra de ramas de espino, medio octavo de aguardiente y una onza de incienso.

· Número tres: Número imperfecto, representa el reverso de las cosas y de la vida porque “entre tres personas no puede haber empate en un acuerdo”, es el símbolo del desacuerdo. Todos los números tres en el Calendario Maya son propicios para pedir por nuestros difuntos. Se pide a Dios la fortaleza y que nos conceda el don de la sabiduría, para enfrentar la vida. Se agradece la vida de nuestras familias.

o Ofrenda: Una docena de copal pequeños, cuatro onzas de azúcar, cuatro onzas de ramas de espino, media libra de candelas amarillas pequeñas y un octavo de aguardiente.

$ Número cuatro: Número positivo y perfecto, una persona tiene dos manos y dos pies, son el símbolo del trabajo y de la fuerza, por lo tanto del equilibrio. Cuatro esquinas tiene el universo, cuatro son los elementos más importantes para el munco maya (alimento=fuego, lluvia=agua, maíz=tierra, y vida=viento), cuatro se dice kiej=venado que tiene cuatro patas, es el animal más grande conocido en la Mesoamérica precolombina y que se mantiene en cuatro patas. Entre cuatro personas se establece una armonía, es el símbolo de la mínima comunidad. Todos los números cuatro en el Calendario Maya son propicios para visitar a nuestros difuntos en el cementerio. Cuando fallece una persona adulta, después de su entierro, se espera el número cuatro de cualquier signo del Calendario Maya, para realizar el rito de entrega del espíritu a los antepasados en el cementerio. Equivale a la novena de difuntos que se hace en la iglesia católica. Hay que pedir perdón por nuestras malas conductas en la familia y con nuestros vecinos.

o Ofrenda: Cuatro manojos de candelas amarillas pequeñas y cada manojo con trece candelas, flores, un octavo de aguardiente, comida y cuatro onzas de incienso.

% Número cinco: Número imperfecto y negativo, contiene en sí el desacuerdo del tres y la cabalidad del dos, simboliza el desequilibrio y la indiferencia y la falta de compromiso. Todos los números cinco en el Calendario Maya son propicios para hacer oración a Dios y a Nuestra Madre Naturaleza, porque de ella sacamos nuestras cosechas.

o Ofrenda: Dos docenas de copal pequeños, media libra de candelas amarillas pequeñas y un octavo de aguardiente.

!% Número seis: Número positivo que aunque contiene dos veces la imperfección del tres, representa la firmeza de la estructura de una casa con sus cuatro columnas y las dos vigas principales (mojinetas). De las cuatro esquinas del mundo nace la firmeza de Dios Corazón del Cielo-Corazón de la Tierra. Todos los números seis en el Calendario Maya son propicios para agradecer la vida, pedir fuerzas para conseguir la unidad y la paz en la familia. Y pedirle a Dios que nos dé fuerza para buscar los medios necesarios para la subsistencia de nuestras familias.

o Ofrenda: Tres copales grandes, dos docenas de copal pequeños, media libra de candelas amarillas pequeñas, media libra de candelas blancas pequeñas, media libra de candelas de cebo pequeñas, un octavo de aguardiente, una libra de azúcar, un poco de chocolate, un poco de hoja de pino verde, caramelos y cuatro onzas de incienso.

"% Número siete: Número impar. Aunque es un número impar e imperfecto por principio, es el centro de la cuenta del 13, está en la cúspide de una pirámide de trece escalones. Es símbolo de una “media persona”, es el símbolo de las siete sabidurías que llegan al corazón de la persona. Por lo tanto es símbolo de la búsqueda de la perfección y de el pleno conocimiento de la realidad. Todos los números siete en el Calendario Maya son propicios para recordar la herencia que nos dejaron nuestros antepasados. Por esto debemos pedir perdón por no valorarla. Se agradece y se pide la vida y el alimento que Dios nos da.

o Ofrenda: Dos docenas de copal pequeños, un poco de agua simple, media libra de candelas amarillas pequeñas, cuatro onzas de azúcar, un octavo de aguardiente, cuatro onzas de incienso y un poco de hoja de pino verde.

·% Número ocho: Dos veces cuatro. Es el símbolo de la cabalidad que busca la perfección, es el símbolo de un camino completo. Aunque es un número muy positivo, es el símbolo de lo que debe completarse por medio de la búsqueda de lo divino (12 o´13), le falta otra vez cuatro. Todos los números ocho en el Calendario Maya son propicios para pedir la protección de nuestras familias y de nuestras pertenencias. Se agradece la vida y la salud de nuestras hijas e hijos. Se entrega la vida a Dios para que nos ayude a descubrir nuestra verdadera vocación. Con la experiencia que se adquiere en la familia, en la comunidad, la comunicación con Dios y el respeto a la madre naturaleza se alimenta nuestras vidas.

o Ofrenda: Tres copales grandes, dos docenas de copal pequeños, media libra de candelas amarillas pequeñas, media libra de candelas blancas pequeñas, media libra de candelas de cebo pequeñas, un octavo de aguardiente, una libra de azúcar, un poco de chocolate, un poco de hoja de pino verde, caramelo y cuatro onzas de incienso. Si una persona cumple años en cualquiera de estos veinte signos, en los números ocho, puede ofrecer la sangre de un gallo y huevos.

$% Número nueve: Número imperfecto, denota la búsqueda de la complementariedad y la dualidad en la realidad de su familia más cercana: abuela-abuelo, mamá-papá... Todos los números nueve en el Calendario Maya son propicios para hacer oración, para entregarnos a Dios . Se agradece todas las cosas que Dios ha puesto en nuestras manos. Se pide a Dios el alimento de todos los días.

o Ofrenda: Media libra de candelas amarillas pequeñas, dos docenas de copal pequeños, un octavo de aguardiente y cuatro onzas de azúcar.

%% Número diez: Número positivo y par. Representa la cabalidad de una acción que debe continuar, porque es el símbolo de los diez dedos en el cuerpo al que le faltan aún otros diez. Es “media persona” (medio veinte). Todos los números diez en el Calendario Maya son propicios para pedir por nuestros difuntos. Se agradece y se pide a Dios la vida, el alimento y la salud en la familia.

o Ofrenda: Una docena de copal pequeño, media libra de candelas amarillas pequeñas, cuatro onzas de ramas de espino y un poco de agua simple.

!%% Número once: Número imperfecto, simboliza la desunión, el estancamiento, la inmovilización, la paralización de una persona que ha emprendido un camino o una misión o un trabajo. Todos los números once en el Calendario Maya son propicios para pedir perdón y fuerza para proteger y mantener la unidad en nuestras familias. Se pide y se agradece a Dios las ricas bendiciones que derrama sobre nosotros.

o Ofrenda: Dos docenas de copal pequeños, media libra de candelas amarillas pequeñas, cuatro onzas de incienso y un octavo de aguardiente.

"%% Número doce: Número positivo, es el símbolo de la perfección, es tres veces cuatro, o dos veces casa (6+6), o sea mi casa y la casa de mi vecino (nuk’ulja) porque ellos y nosotros nos complementamos, somos el tz’aqatalaj tinimit (pueblo perfecto), somos el tz’aqatalaj komon (comunidad perfecta). Por eso las cofradías están representadas en seis familias (seis parejas que suman doce personas). Todos los números doce en el Calendario Maya son propicios para pedir nuestra protección a Dios, la protección de nuestros bosques, de nuestras hijas e hijos, de nuestras pertenencias, de nuestros animales, de nuestros negocios, de nuestra vivienda y de nuestra madre tierra.

o Ofrenda: Tres copales grandes, dos docenas de copal pequeños, media libra de candelas amarillas pequeñas, media libra de candelas blancas pequeñas, cuatro onzas de ramas de espino, cuatro onzas de azúcar, un octavo de aguardiente, caramelo, un poco de hoja de pino verde y cuatro onzas de incienso. Si una persona cumple años en cualquiera de estos veinte signos en los números doce, puede ofrecer la sangre de un gallo y huevos.

·%% Número trece: Dijimos que aunque es número impar, es el único que es positivo. Es el símbolo de la totalidad y de la estabilidad. Es el símbolo de la plenitud del encuentro de la persona consigo mismo, con los demás y con Dios. Es el signo de la realización del mundo perfecto, es el signo de la llegada a la tierra sin mal. Es el número más cargado de significado y de valores positivos. Es el 13 veces 20 de un año lunar. Todos los números trece, al igual que los números doce excepto trece Tormenta, trece Mujer, trece Aurora, trece Red, trece Multa, trece Perro, en el Calendario Maya, son propicios para pedir nuestra protección a Dios, de nuestros bosques, de nuestras hijas e hijos, de nuestras pertenencias, de nuestros animales, de nuestros negocios, de nuestra vivienda y de nuestro madre tierra.

o Ofrenda: Tres copales grandes, una docena de copal pequeño, trece candelas grandes blancas y trece amarillas, media libra de candelas amarillas pequeñas, media libra de candelas blancas pequeñas, cuatro onzas de ramas de pino, cuatro onzas de azúcar, un octavo de aguardiente, caramelo y cuatro onzas de incienso.

Victoriano Castillo González, s.j.

material para lo formación de nuestros catequistas
Tz’olojche’
Parroquia La Natividad de la Virgen María.
Santa María Chiquimula, Totonicapán
Notas:
[1] Kaminaq kotzi’j: flor de muerto (También en nahuatl se dice flor de muerto: zempoaxochitl). Amarillo es el color de los muertos.
[2] El árbol de la ciencia del bien y del mal, según la mentalidad del Génesis. Jesús que muere y triunfa sobre la muerte por la Resurrección.
[3] Esta idea nos evoca el “a imagen suya los creó...” Génesis 1,27
[4] Cfr. Juan 1,14 y Filipenses 2,6s